La Primera retransmitirá la gran fiesta del cine español con media hora de retraso
03 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.El Orfanato
, la película que con sus excelentes cifras de recaudación -la segunda más taquillera de la historia- logró maquillar la debacle del cine español en el 2007, cuando solo el 13,3% de los espectadores quisieron ver un filme made in Spain , se perfila como la gran triunfadora de los Premios Goya, que La Primera de TVE retransmitirá en semidiferido, con media hora de retraso, a las 21.55 horas. La ópera prima del joven J. A. Bayona parte como favorita con 14 nominaciones, las mismas que su gran competidora, Las 13 rosas , y algunas más que sus otras dos rivales en la contienda por el cabezón a película el año: Siete mesas de billar francés y La soledad .
La siempre discutible elección de la mejor refleja, en cualquier caso, las principales tendencias del cine español, que a su vez ejemplifican el debate mundial entorno al cine actual: propuestas de ideas, miradas personales, a veces artesanales, que reivindican el sello de autor; frente a lo que Jaume Balagueró, uno de los dos directores de REC , el otro gran taquillazo del 2007, define como «un cine comercial, un cine sin ninguna pretensión intelectualoide más que el puro entretenimiento».
El éxito incontestable de El Orfanato , que podría suponer el segundo Goya para Belén Rueda, su estupenda protagonista, ha vuelto a poner de manifiesto la buena salud del cine de género, calcado del norteamericano, el favorito de las audiencias. En cambio, la apuesta radical de Jaime Rosales con La soledad , candidata a cuatro premios, entre ellos el de mejor director, defiende el otro camino, mucho menos transitado, el del riesgo, que solo suele encontrar comprensión en los festivales especializados, o entre ese sector minoritario del público adulto al que no le basta solo con la calidad, sino que reclama además compromiso, originalidad e inteligencia.
Y entre los extremos de El Orfanato y La soledad , otras dos películas representativas de la pluralidad de un cine, como el español, considerado fuera de nuestras fronteras, por países menos proclives a la flagelación, como uno de los mejores del mundo: tres Oscar en los últimos 25 años, por encima de Francia, Alemania o Italia, para las películas de Garci ( Volver a empezar ), Trueba ( Belle Epòque ) o Almodóvar ( Todo sobre mi madre ). Las 13 rosas , del casi siempre taquillero Emilio Martínez Lázaro, calidad bien empaquetada para reivindicar un tema actual como la memoria histórica, se enfrenta a Siete mesas de billar francés de la realizadora Gracia Querejeta, una dosis de realismo de buena factura, con actuaciones de esas que se pegan a la piel, como ahora se ha reconocido con la doble candidatura a mejor actriz para sus dos inmensas actrices, Maribel Verdú y Blanca Portillo. No hay más cera que la que arde, y en el cine español, pese a los comentarios maliciosos de quienes no lo conocen porque su saciada curiosidad les impide verlo, y a la crisis del sector por culpa de los cambios de hábitos y las descargas ilegales, parece haber bastante.
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