El pase del filme La posibilidad de una isla, primera incursión en el cine del escritor francés Michel Houellebecq, en el Festival de Sitges no ha provocado un excesivo entusiasmo entre el público, a juzgar por los pocos aplausos cosechados ayer. Durante 95 minutos, el controvertido autor galo presenta una particular adaptación de una de sus últimas novelas, aunque prescinde de buena parte de ella, para contar el descubrimiento por parte de la humanidad de la existencia y la realidad de la vida eterna gracias a la clonación. Se trata de una cinta de ciencia ficción, pero no al uso, interpretada por Benoît Magimel, en quien recae todo el protagonismo, acompañado por los secundarios Patrick Bauchau, Ramata Koite, Andrzej Seweryn y el catalán Jordi Dauder.
Por su parte, el director neoyorquino Abel Ferrara, que recibió en Sitges el galardón La máquina del tiempo , presentó su último trabajo, el documental Chelsea on the rocks , con el que bucea por el interior del hotel Chelsea de Nueva York, un icono de la América cultural. El hotel es uno de los epicentros creativos de la Gran Manzana y en él han residido personajes como Bob Dylan, Stanley Kubrick o Arthur Miller.