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Morente, la voz más preclara del flamenco

Héctor J. Porto REDACCIÓN/LA VOZ.

CULTURA

02 ene 2011 . Actualizado a las 02:00 h.

Los huertos colgantes y jardines blancos del Albaicín se han quedado mudos. La muerte siempre tan prematura acalló el quejío de Enrique Morente, la voz más preclara e innovadora del flamenco. Creíamos que Camarón nos había dejado huérfanos y no sabíamos lo que nos esperaba 17 años después. Entonces, es verdad, Morente ya no era el Enrique el Granaíno de sus peleados inicios, pero aún no había grabado con la banda de rock Lagartija Nick el álbum Omega, verdadero hito, monumento a la heterodoxia del arte y el poder de la música. Muchos aún recuerdan cómo hizo vibrar cada piedra de la pontevedresa plaza de la Ferrería. Porque nadie, salvo Paco de Lucía y Camarón, ha hecho tanto por llevar el flamenco fuera de sus acomodadas fronteras como Morente, al que muchos reprochaban no ser gitano y otros, haber dinamitado la pureza del cante. Él, que amaba y practicaba con tanto tino la tradición, decía que solo innovaba porque se aburría de cantar siempre lo mismo, que había que mantener la mente abierta y equivocarse para «abrir nuevas vereas». Como tan bien cantó al poeta Miguel Hernández: «Que mi voz suba a los montes / y baje a la tierra y truene, / eso pide mi garganta / desde ahora y desde siempre». ¡Viva Morente!