Iconos sonoros

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

01 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Cerremos los ojos y dejémonos llevar. Bastan unas notas del tema principal de 007 para que acudan a nuestra mente las imágenes de la saga Bond en su casi totalidad. O escuchar la canción de Goldfinger para rememorar sus extraordinarios títulos de crédito. O la voz de Harry Nilsson cantando Everybody?s Talking para Cowboy de medianoche. O imaginarnos a Robert Redford sobrevolar en su avioneta la sabana de Kenia en Memorias de África. O a Kevin Costner cabalgando por las amplias praderas del territorio sioux en Bailando con lobos. También la banda sonora de Nacida libre, El león de invierno y tantas otras -se llevó cinco Oscar, que ciertamente son muchos- a las que el británico puso melodía después de forjarse en su querido jazz, estilo al que nunca renunciaría, para muestra la excelente Cotton Club.

La combinación de trompetas y cuerdas le consolidaron en un estilo que incorporó la novedad de los sintetizadores cuando pocos se atrevían. Su sonido, como el de otro grande todavía vivo, John Williams, era fácilmente identificable por el público profano.

Dicen que la buena música de cine es aquella que no se nota, pero John Barry lograba eso y, además, lo contrario. Sus músicas son como iconos sonoros.