Feliz, pero «muy emocionada y nerviosa». Así se siente Ana María Matute en vísperas de recibir mañana el Premio Cervantes, porque una de las cosas que más le preocupan es el discurso. «Yo no leo bien en voz alta, pero espero que vaya bien, será cortito», comentó. «No me he inspirado en ningún otro escritor para hacer el discurso -explica-, pero sí he mirado para ver si había alguno tan corto como el mío. Fundamentalmente lo que voy a hacer es dar las gracias por este honor tan grande y explicar lo que ha sido quizá la razón más importante de mi vida, que es la escritura y la literatura».
Una literatura que ha salvado de muchas cosas a esta gran escritora, la dama blanca tocada por las hadas. «Yo lo he pasado muy mal, pero también muy bien. He vivido muy intensamente el dolor y la felicidad, pero a la literatura grande se entra por el dolor y las lágrimas», advierte. La autora, de 84 años, admitió que cuando leyó el Quijote por primera vez, a los 12 años, se aburrió muchísimo. «No entendí nada. Pero luego cuando tenía entre 18 y 20 años, cuando ya estaba instalada en la escritura, lo leí y me enamoró».