«La verdad sobre el caso Harry Quebert» irrumpe en el mercado español tras arrasar entre los lectores franceses
25 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Para algunos toma el relevo del Millennium de Stieg Larsson. Para otros empuña la misma antorcha de calidad que antes portaron Nabokov, Philip Roth o Hemingway. Todos coinciden en que Joël Dicker (Ginebra, 1985) es el último niño prodigio de la narrativa occidental. Con apenas 25 años facturó un superventas que arrasó en Francia (más de 750.000 ejemplares vendidos) y que extenderá ahora su onda expansiva en una treintena larga de idiomas.
Dicker es el autor de La verdad sobre el caso Harry Quebert, un novelón de casi setecientas páginas de esos que el lector se bebe agradecido, entusiasmado y sin desmayo. En España, y para toda América, lo publica Alfaguara, sello que pujó fuerte y se hizo con los derechos de este raro y apasionante thriller al que la crítica gala ha colgado el marchamo de alta calidad y donde el humor, la intriga y las piruetas argumentales se suceden sin tregua.
Con un físico entre David Beckham y James Dean, un apasionado discurso y exquisitos modales, Joël Dicker asegura que «soñaba desde niño» con el éxito literario que disfruta ahora en plenitud. «Todo esto parece más propio de un estrella de rock, que es en realidad lo quise ser», apunta. Explica que su libro «es una novela de aprendizaje», una revisión del clásico dúo maestro-alumno armada con los mimbres de un thriller. «Es un producto extraño, difícil de definir para mí», reconoce.
Es una eficaz maquina narrativa que cautivó a sus editores suizos y franceses y que reventó las pujas en la feria de Fráncfort. «Un libro no es una ciencia y es imposible saber por qué triunfa, pero sí sé que un libro no se puede hacer con el único objetivo de triunfar», anticipa.
Salta Dicker con soltura de la alambicada redacción de los informes policiales al registro periodístico de las entrevistas, las informaciones y artículos de prensa que intercala, al diálogo inteligente y ágil o a la ortodoxia novelesca.
Ha compuesto además una rica galería de casi una treintena de personajes que ofrecen distintos prismas de una misma y compleja realidad en la que se suceden los giros más inesperados y que amalgama el humor. «Para mí una filosofía de vida», apostilla.
El protagonista es Marcus Goldman, alias El Formidable, joven autor que, como Dicker, acaba de pegar un campanazo que le hará millonario, pero que sucumbe al síndrome de la página en blanco ante su esperada segunda novela. Aterrorizado, recurre a su maestro y mentor, Harry Quebert, profesor en una universidad de segunda de Nueva Inglaterra en la imaginaria ciudad de Aurora. En el momento de recibir a su pupilo, el profesor Quebert se convertirá en sospechoso del olvidado asesinato de Nola Kellergam, una Lolita de quince años de la que el docente estuvo locamente enamorado. Su cadáver aparece treinta años después enterrado en el jardín de su casa y junto al manuscrito que dio fama al prestigioso profesor.
«Marcus y yo solo tenemos en común la edad, la determinación de ser escritor y el amor al deporte», explica Dicker.