Una piscina vacía

Eduardo Galán Blanco

CULTURA

«A bigger splash» es otra versión tuneada y actualizada de la película de Jacques Deray

07 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En algún sitio hemos leído que, durante la década de los noventa, Roman Polanski valoró hacer un remake de La piscina, aquella morbosa película escrita por Jean-Claude Carrière a fines de los sesenta, que interpretaron Alain Delon y Romy Schneider años después de romper como pareja en la vida real. El tema le iba al polaco, ya asomado a los fondos abismales y abisales de la pareja en El cuchillo en el agua, Cul de sac, o incluso La semilla del diablo. Curiosamente no fue Polanski el que acabó perpetrando la revisión, sino que la hizo François Ozon, otro entomólogo chabroliano al que gusta desenterrar las raíces del mal sobre las que se sostienen los roles de la sociedad civilizada.

Y ahora nos llega otra versión tuneada y actualizada de la película de Jacques Deray, con Tilda Swinton haciendo de Romy, Matthias Schonaerts en el papel de Delon, Ralph Fiennes en lugar de Maurice Ronet y con la lolita Jane Birkin sustituida aquí por Dakota Johnson, la hijísima de Don Johnson y Melanie Griffith, a la que le pesan las descafeinadas sombras eróticas de Grey.

En fin, de entrada hay que decir -no se podía esperar otra cosa de nosotros, viejos dinosaurios- que, de todas las versiones, nos quedamos con la película original, especialmente por la tensión conseguida, alrededor de la piscina, entre el triángulo de viejos amores, bien aderezado por la hija del macho alfa. Es verdad que aquí Swinton está graciosa y hasta humana -ella, tan elfo blanquísimo-, como un trasunto de David Bowie que ha perdido la voz. Y que Ralph Fiennes vibra desatado de verdad -¡esa escena del karaoke!- gritando que el mundo no está preparado para la sinceridad. Pero el guion carece de densidad y además se ha ninguneado al quinto protagonista: la piscina.

Las piscinas del cine han estado siempre llenas de metáforas -El nadador, El compromiso, El crepúsculo de los dioses, La ciénaga-, pero a esta en particular, el sobrevalorado director italiano Luca Guadagnino -Melissa P., Yo soy el amor- la ha vaciado de significado.