Un contrato millonario sella el estatus de Adele como la estrella más rentable

a. s. REDACCIÓN / LA VOZ

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La cantante ficha por Sony por una cantidad que ronda los 116 millones de euros

25 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En un presente marcado por el descenso de ventas y el cambio de hábitos de consumo que han traído Internet y el streaming, una artista como Adele es un valor seguro de futuro para la industria musical. Su álbum 21 ha despachado 30 millones de discos y se ha convertido en el lanzamiento de mayor éxito en lo que llevamos de década. Su continuación, 25, está próximo ya a los 20 millones. Todo en Adele se mueve en cifras millonarias y su contrato no es una excepción.

La cantante británica ha sellado su estatus como la estrella más rentable al fichar por Sony, un contrato que ronda los 116 millones de euros. A falta de confirmación de discográfica y representante, la prensa británica da por hecho el acuerdo, que se habría concretado en Navidades. A cambio, Adele tendría que entregar tres nuevos álbumes antes de renegociar los términos.

La noticia evoca otros aldabonazos comerciales en el mundo del pop, en especial el contrato de Whitney Houston con Arista en el 2001 por 100 millones de dólares, que, coincidencia o no, señaló el inicio del declive para la cantante. Otros artistas, de Mariah Carey a REM, han visto declinar sus carreras tras tocar el techo comercial.

Para Adele, en primer lugar, el acuerdo supone el tránsito de una independiente, XL, a una multinacional, Sony, a través de su filial norteamericana Columbia, un hecho al que no es ajeno el dato de que un tercio de las ventas de 21 las copó el mercado estadounidense. Este tipo de transición suele acabar afectando a la naturaleza del artista, imprimiéndole una mayor vertiente comercial a su trabajo. En el caso de Adele, esta comercialidad parece difícil de superar. En todo caso, Sony tendrá que tener paciencia con los tiempos de la intérprete británica, que ha dejado paréntesis de tres y hasta cuatro años entre los tres álbumes que ha publicado hasta la fecha, un ritmo pausado que parece querer seguir manteniendo en el futuro. A ello se le añade la sugerida decisión de Adele de descansar «unos años» cuando termine la gira mundial que ahora mismo está haciendo escala en Barcelona, donde la cantante ofreció ayer su primer concierto, con el aforo completo. Con esta perspectiva, el contrato con Sony podría prolongarse al menos un decenio. De momento, acaba de estrenar el vídeo de un nuevo sencillo de 25, Send My Love (To Your New Lover).

Otros planteamientos comerciales de Adele quizá encajen peor en la maquinaria multinacional. Por ejemplo, su insistencia en relegar la publicación de sus canciones en streaming hasta que se le ha sacado el máximo provecho a la venta de formatos físicos, justo lo contrario a la tendencia en alza entre las grandes estrellas de lanzar por sorpresa sus novedades en la Red. El último caso ha sido el de Beyoncé, cuyo álbum Lemonade primero apareció en Tidal -plataforma de la que es copropietaria-, luego en Amazon e iTunes y, por fin, una semana más tarde, en tiendas, distribuido precisamente por Columbia.

Hay otra diferencia significativa que separa a Adele de Beyoncé y otras estrellas millonarias, y es su negativa a extender su probada rentabilidad a patrocinios y acuerdos comerciales con marcas.