Sonarán motetes y salmos del maestro de capilla compostelano
23 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.En agosto de 1680 José de Baquedano fue nombrado maestro de capilla de la catedral de Santiago con el informe favorable del deán, quien consideraba al músico navarro «muy diestro y entendido en el arte». Hasta su muerte en 1711, desarrolló un intenso trabajo que se custodia en el archivo del templo: motetes, salmos, villancicos al Apóstol y lamentaciones de Semana Santa, entre otras composiciones.
Una selección de estas piezas sonarán en el mismo lugar para el que fueron concebidas. La Grande Chapelle ofrece este jueves (22.00 horas) un concierto en la catedral con un programa de cinco motetes, dos salmos y otras dos lamentaciones; comparten no solo la autoría de Baquedano, sino el uso del latín en los textos. El recital se enmarca dentro de la programación del Xacobeo y las entradas ya están agotadas.
Más allá del disfrute que supone escuchar música de esta calidad en un contexto tan apropiado como es la catedral, el concierto supone también una necesaria reivindicación de un compositor y una época cuya difusión y conocimiento todavía no están a la altura de sus valores artísticos. A pesar de que la figura de Baquedano fue estudiada por Tafall, Bouza Brey y Filgueira Valverde y, más ampliamente por José López-Calo y Carlos Villanueva -quien grabó, con el grupo In Itinere, la música de Baquedano-, sigue siendo necesario un trabajo de recuperación y divulgación del patrimonio musical español. El director de La Grande Chapelle, Albert Recasens, investigador de la Universidad de Navarra, no se limita a su papel de intérprete, sino que ha llevado a cabo el estudio musicológico y la coordinación de la transcripción de las obras de Baquedano, del mismo modo que ha trabajado con otros autores de los siglos XVI, XVII y XVIII.
«La producción de Baquedano ofrece, como en otros compositores de su generación, una admirable simbiosis de estilo moderno -con giros melódicos italianizantes, armonía osada, cromatismo o intervenciones para solistas- y el lenguaje polifónico tradicional que imperaba en los centros eclesiásticos hispanos», explica Recasens. «Se sitúa en la vanguardia de la época, puesto que desarrolla el estilo barroco más moderno y concede una máxima importancia a la expresión del texto», añade.
Baquedano -también conocido como Vaquedano- nació en Puente la Reina, Navarra, en plena ruta jacobea; también fue confirmado en la iglesia parroquial de Santiago de su localidad natal. Al final, la vida lo llevaría a Compostela, tras hacer carrera en la música en ciudades como Bilbao, Vitoria, San Sebastián y Madrid. Se cree que en la capital fue maestro de capilla del convento de la Encarnación, un centro que mantenía una estrecha relación con la catedral de Santiago y que facilitaba el tránsito de músicos entre un lugar y otro.
Entre las piezas que se interpretarán mañana figura el salmo Miserere, escrito para diez voces, y que La Grande Chapelle ejecutará «siguiendo la práctica interpretativa de la época y las propias anotaciones del compositor», según Recasens. Se trata de una obra que se cantaba en Semana Santa, en una interpretación a cargo de varios coros repartidos por la iglesia.
Un rico patrimonio musical que necesita una difusión mayor
Uno de los propósitos de La Grande Chapelle y Albert Recasens es divulgar, a través de la investigación, los conciertos y las grabaciones el rico patrimonio musical de períodos del pasado de España. Si se habla en concreto del Barroco, el teatro, la pintura o la arquitectura cuentan con nombres bien reconocidos como Calderón, Velázquez y Juan de Herrera, pero las dificultades comienzan a la hora de explicar qué música componían los contemporáneos de aquellos creadores. Ocurre igual si se compara con el conocimiento que se tiene de los grandes autores del Barroco italiano o alemán, mientras que aquí nombres como Antonio Soler, Baquedano y otros no tienen una difusión a la misma altura.