Cien años del nacimiento del influyente autor de la novela de ciencia ficción «Solaris»
13 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.«La literatura de Stanislaw Lem es comparable a las de Kafka, Asimov o Cartarescu». Lo asegura el editor Enrique Redel, el gran valedor en España del narrador polaco, de cuyo nacimiento se cumplieron ayer cien años. «Es uno de los grandes escritores del siglo XX y fue penalizado por hacer ciencia ficción, un género que resta enteros a sus autores», asegura Redel. Al frente de Impedimenta, su sello ha mimado al poliédrico e influyente autor de Solaris (1961), novela que sedujo a cineastas de la talla de Steven Soderbergh (2002) y Andrei Tarkovsky (1972) y a millones de lectores en todo el mundo.
Impedimenta, que ofrece ya 13 de los casi 40 títulos de Lem, publicará en noviembre su primera biografía, Lem: una vida que no es de este mundo, escrita por Wojciech Orlinski, periodista polaco y albacea literario de Lem. «Con testimonios y materiales inéditos, desvela muchas de las huellas que Lem quiso borrar», dice Redel. Alianza, sello que promueve la edición de bolsillo de sus novelas, ha actualizado últimamente también su biblioteca dedicada al autor de Fiasco y Edén.
«Pensador, científico y divulgador con una mente privilegiada, Lem fue un visionario absoluto», dice Redel del escritor que filosofó desde la ciencia ficción, género que llevó a nuevos territorios, y que tuvo y tiene lectores muy fieles. «Es uno de los grandes prosistas polacos y uno de los mejores y más influyentes autores europeos del siglo XX», asegura Redel, empeñado en situarlo «entre los grandes de la literatura universal». Lo hace con ediciones de calidad, ya que -a pesar de vender casi 30 millones de libros en el mundo- nunca había sido editado en España de un modo tan sistemático y ordenado.
«Lem utilizó la ciencia ficción como vehículo para expresar y proyectar sus ideas, muchas muy audaces», explica Redel. En El Invencible (1964), rescatada este año, habla de una nave que llega a un plantea desértico pero tomado por nanorrobots que anulan los pensamientos de la gente. «Una idea de tremenda radicalidad filosófica», arguye. Adelantó además temas hoy de plena actualidad, «como que la humanidad involuciona en vez de evolucionar», y se obsesionó «con la imposibilidad de la comunicación, tanto entre los humanos como de estos con otros entes extraterrestres».
Sentido del humor
Elogia Redel «su gran sentido del humor y su capacidad de satirizar». Aconseja entrar en su universo a través de Máscara, libro de relatos con textos de entre los años 50 y 90 que abordan todos sus temas. «No es un autor sencillo, pero es genial, desenfadado, y no defraudará a quienes se atrevan con él. Su capacidad de imaginación y de alegoría son como las de Kafka, algo que tienen muy pocos autores», remacha el editor.
De familia católica con ascendencia judía, Lem nació el 12 de septiembre de 1921 en la ciudad polaca de Leópolis -Lvov en polaco-, perteneciente ahora a Ucrania. Su biografía «está llena de vacíos -señala Redel-, porque él se encargó de que así fuera, mintiendo y ocultando sus huellas de una parte de su vida de la que no quiso hablar ni a su familia».
Empezó a estudiar medicina siguiendo los pasos de su padre, hasta que en 1939 los alemanes ocuparon Leópolis. Lem se sumó a la resistencia contra los nazis y durante cinco años vivió con papeles falsificados y de ocasionales trabajos de mecánico y soldador que le permitían sabotear coches alemanes. En 1942 su familia se libró de milagro de las cámaras de gas, y él se salvó gracias a la documentación falsa con la que huyó del gueto de su ciudad.
Tras la guerra, volvió a la Facultad de Medicina para abandonarla de nuevo, ya que no quería que lo alistaran como médico militar. Repatriado a la fuerza a Cracovia, en 1946 fijó su residencia en esta urbe polaca y arrancó una desigual carrera literaria que comenzó con El hospital de la transfiguración, escrita en 1948 pero que no se publicaría en Polonia hasta 1955 por las trabas de la censura comunista, que la consideraba «contrarrevolucionaria».
Maestro de la ciencia ficción, inicial arma frente a la censura
Con Astronautas (1951) despegó una carrera en la que descollaría como un maestro indiscutible de la ciencia ficción -a la que llegaría en parte tratando de sortear la censura comunista- y jalonada con títulos como Edén (1959), La investigación (1959), Memorias encontradas en una bañera (1961), Solaris (1961), Ciberíada (1967), Relatos del piloto Pirx (1968), La Voz del Amo (1968), Congreso de futurología (1971) y La fiebre del heno (1976). En los años del telón de acero las obras de Lem no se traducían al español y arribaban con frecuencia desde el mundo anglosajón. Su introducción definitiva en España llegó trasladada a través de las versiones inglesas y francesas. Una carencia que suple Impedimenta, cuyos títulos, en su mayoría, han sido traídos desde el polaco por Abel Murcia y Katarzyna Moloniewicz. «Son traducciones mucho más ricas en matices que las anteriores y que hemos hecho por respeto a Lem», ensalza Redel.
Orgulloso de su talento y su imaginación, Lem afirmó en 1976 que la ciencia ficción estadounidense era de baja calidad, lo que le costó la expulsión de la SFWA (Asociación Americana de Escritores de Ciencia Ficción), de la que era socio honorario. Tras una larga enfermedad coronaria, falleció en Cracovia el 27 de marzo del 2006, a los 84 años.