María de la Vega, autora del texto del volumen del artista para Arco
31 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.«El libro de artista que hemos hecho ha sido muy especial porque está escrito al mismo tiempo que se pintaban los cuadros para la exposición y a través de un vehículo muy especial que ha sido un diario de estudio que hizo Álvaro». Así explica María de la Vega (Madrid, 1964), historiadora del arte, la elaboración de Traza, un libro de artista de Álvaro Negro (Lalín, 1973). El título es el mismo de la primera exposición del pintor en la galería Vilaseco de A Coruña, abierta hasta finales de enero.
La historiadora y el artista dialogaron este viernes sobre el proceso de creación de las obras expuestas y avanzaron contenidos del libro que, editado por la galería Vilaseco, se presentará en febrero en Madrid, en ArtsLibris Arco. De la Vega elogió la iniciativa editorial: «Hacen una labor maravillosa; esos libros aportan mucho a los propios artistas y a la galería». El año pasado publicó un volumen sobre Antonio Murado.
«María ha sido muy valiente al ir escribiendo, porque normalmente ves la obra terminada y escribes sobre ella», elogiaba Álvaro Negro.
La historiadora destaca cómo «Álvaro ha hecho un relato a través de ese diario de estudio de lo que iba pasando con cada una de las obras, los cambios de opinión, algunos cambios incluso en la programación porque al principio una parte de las obras que iban destinadas a la exposición tuvieron que irse a una muestra colectiva de Álvaro en Los Ángeles, en California». María de la Vega califica el proceso de «muy bonito» porque, dice, han podido vivir «en directo, de una manera muy participada, todo lo que ha sido la gestación de la exposición». Relata las visitas «a su maravilloso estudio», en Agolada, y detalla la minuciosidad del trabajo de Álvaro Negro con detalles como analizar sus obras en el interior del estudio, con diversas iluminaciones, y luego sacarlas al exterior, a la luz natural.
Los asistentes a la conversación pudieron ver imágenes de todo ese proceso creativo a través de las fotografías y los vídeos que fue haciendo el artista con cada obra hasta llegar al momento en que, relataba De la Vega, el pintor exclamaba: «¡Hay cuadro!». La experta alertaba sobre el hecho de que pudieran parecer creaciones muy sencillas, pero detrás, subraya, tienen mucho trabajo y dedicación.
En cuanto al título del libro y de la exposición, el pintor decía: «Hay como varias trazas o líneas que confluyen en estos cuadros: aunque fueron todos pintados para esta muestra. Veo como un retorno a una pintura primera que hacía nada más salir de la escuela, en la época en la que conocí a Lucio Muñoz».
Lucio Muñoz
Álvaro Negro no solo asistió a uno de los cursos de Lucio en el desaparecido museo Macuf de A Coruña sino que colaboró con el artista en la que sería su obra póstuma: el gran mural de la Comunidad de Madrid. Esta última «fue una época de un trabajo duro pero enriquecedor» y evoca como «a veces venía Antonio López y estaba allí de tertulia. Fue todo un compendio de experiencias que van más allá de lo profesional». Esta es la razón por la que el libro de artista está dedicado precisamente a Lucio Muñoz. Uno de los capítulos llevará por título De Roma a Agolada, y esa es otra de las trazas a las que alude el artista. Para este proyecto tenía que escoger un cierto período y dado que la estancia en Roma, becado por la Academia Española, fue en los años 2017 y 2018 le pareció un buen punto de partida.
Mientras María de la Vega revela la gran importancia que el pintor daba a poder estar en Roma pero al mismo tiempo «sentía la responsabilidad de aprovechar esa experiencia», Álvaro ve otra de esas trazas «en el retorno al lugar de donde era su familia materna, un molino y un aserradero, un edificio industrial de Agolada», en el que instaló su nuevo estudio. Es de ahí de donde han salido las obras para la exposición y el libro.