El «boss» abrió su noche de fiesta con su ya clásico himno «No surrender». Sobre el escenario, dos coristas de lujo: Michelle Obama y Kate Capshaw, mujer de Spielberg. Mañana repetirá concierto en el Estadio Olímpico
29 abr 2023 . Actualizado a las 12:19 h.Bruce Springsteen abrió anoche la velada en un caldeado Estadio Olímpico lleno hasta la bandera con su ya clásico himno No surrender y tras su saludo al público: «Hola Barcelona, hola Cataluña». Dos minutos antes de las 21 horas, con una puntualidad casi impropia de una leyenda del rock, el boss y su E Street Band colmaron con su presencia sobre el escenario la ilusión de los 55.000 seguidores congregados, que en algunos casos llevaban alrededor de una semana haciendo cola para el gran día.
El boss ha cumplido las expectativas y seis años después de su última cita en España, cumplidos ya los 73 años, ha vuelto a conquistar a un público que, por su entrega y aguante durante las casi tres horas de concierto, parecía muy consciente de estar viviendo una noche histórica.
Después del mítico tema del álbum Born in the USA, siguieron otros clásicos de la gramola de éxitos que están siendo los conciertos de esta última gira de resurrección tras la pandemia. Ghosts, Prove It All Night, Out in the street, Candy's room, Kitty's back o Brilliant disguise continuaron la noche.
También Letter To You, que no solía tocar con la banda y cuya letra se ha sobreimpresionado en catalán en las pantallas gigantes, un recurso que también usó en la acústica e íntima interpretación de Last man standing. Entre las más aclamadas de una noche en que algunos fans echaeron en falta The River y Streets of Philadelphia, She's the one, Wrecking Ball, The Rising» y Badlands, además, claro, de Born in the USA, Dancing in the Dark y Born to run, que llegaron en los bises. Tampoco faltaron Backstreets y Because the night, más conocida esta última en voz de otra reina incansable, Patti Smith.
Aplausos merecidos aparte recibió la banda del boss, con veteranos como su esposa Patti Scialfa, entre otros, que demostraron estar en forma, y un nuevo miembro, Jake, que sustituye a su tío al saxofón, el desaparecido Clarence Clemons, y con el que Springsteen tiene gran química musical en el escenario.
Durante los últimos días, el concierto en Barcelona ha ido ganando enteros en expectación, en buena parte por los invitados de lujo del cantante, el ex mandatario estadounidense Barack Obama, acompañado de su esposa Michelle, así como el director de cine Steven Spielberg y su mujer, la actriz Kate Capshaw. Michelle Obama incluso se atrevió en los bises a sumarse a los coros y tocar la pandereta en Glory Days junto a Capshaw y la pareja de Springsteen, Patti Scialfa, ante la mirada de un embelesado Barack Obama al que apenas pudo verse por las medidas de seguridad.
Springsteen repite concierto este mismo domingo en el estadio Olímpico antes de poner rumbo a Irlanda, su siguiente parada en una gira por Europa que ha iniciado en su querida ciudad condal. «Barcelona, us estimem» (Barcelona, os queremos), se arrancó en uno de los pocos parones entre canciones del músico que en varias ocasiones se acercó al público y regaló una armónica a una niña de la primera fila a la que subió brevemente al escenario.
La capital catalana fue la primera ciudad española que pisó Springsteen en un lejano pero nunca olvidado concierto en el Palau de los Deportes en 1981, también actuó en la Monumental en 1992, en año olímpico, y fue donde abrió su gira mundial de reencuentro con la E Street Band en 1999, en el Palau Sant Jordi. Regresaría en 2008 y 2016 con las giras de Magic y The River Tour, como recordaban muchas camisetas entre el público de esta noche, formado mayoritariamente por seguidores veteranos que no se estrenaban precisamente viendo a su ídolo.
En España, las entradas de esta gira 2023 costaban entre 65 y 300 euros, cantidades muy alejadas de los hasta 5.000 que costaban en Estados Unidos por la nueva política de «precios dinámicos» de distribuidores como Ticketmaster y LiveNation, lo que ha causado críticas de los fans al boss, especialmente popular entre la clase obrera del cinturón industrial estadounidense.
Polémicas aparte, como dijo el propio Springsteen al inicio de la gira, «este es un tour a la vieja usanza», con muchas fechas en el calendario para que todos los seguidores se puedan acercar, muchos temas en el repertorio y, sobre todo, mucho rock and roll y poca parafernalia. Y así ha sido. Un concierto monumental con la veterana banda al completo y un mito viviente aún en forma física, musical y vocal.