Pet Shop Boys reconquista el Oeste

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Sandra Alonso

El dúo británico tiró de sus himnos en su regreso al Monte do Gozo con O Son do Camiño

01 jun 2024 . Actualizado a las 12:43 h.

«Vamos, vamos, vamos al Oeste» cantan Pet Shop Boys en uno de sus himnos, Go West. Y a ese Oeste regresaron para reconquistar con O Son do Camiño un escenario que conocían, puesto que en el 2010 ya habían actuado en el Monte do Gozo en el marco del festival Xacobeo 10. Y para volver a apoderarse del territorio, Neil Tennant y Chris Lowe, ataviados inicialmente de unas gabardinas blancas y unas estructuras que tapaban su rostro, tiraron de sus clásicos, que combinaron con temas de su reciente disco, Nonetheless.

Un repertorio de canciones que marcaron el pop de las últimas décadas como antídoto contra el viento, que todavía golpeó más fuerte que el jueves y que provocaba incluso que la tierra del anfiteatro se levantase. El dúo británico comenzó con Suburbia, seguido por Can you forgive her, unos temas que parte de los festivaleros no escucharon porque habían ido a reponer fuerzas aprovechando el descanso tras la cita Myke Towers. Después, fueron reincorporándose poco a poco. Fue con la llegada de la tercera canción, Opportunities, cuando Tennant, que entonces también quedó a cara descubierta, saludó a «Santiagooo», seguido de un «¿cómo estáis España?». Serían muchos más los diálogos que estableció a lo largo de la más de hora y media de actuación.

Precisamente,conforme fue avanzando el concierto, los asistentes fueron implicándose más con temas como Where the streets o más tarde el Always on my mind. Pet Shop Boys dejó su artillería pesada para la recta final con Go West, It’s a Sin, West end Girls y para el broche, Being boring. Ahí ya todas las voces estaban entonadas y con muchos jóvenes descubriendo a Pet Shop Boys. Demostraron que, de aburrido, nada.

Un viaje por el tiempo después del reguetón festivo de Myke Towers con el que hizo bailar a los miles de jóvenes, principalmente, de un anfiteatro del Monte do Gozo a rebosar. No faltaron en su repertorio éxitos. El Lala sonó pronto y el puertorriqueño contó con la colaboración de un niño sobre el escenario. Un representante del multitudinario coro que se formó y que tendría continuidad en La curiosidad, Bandido, Playa del Inglés y La falda, entre otras, con la que cerró su actuación.

Antes, Love of Lesbian ya había marcado territorio propio en un concierto que comenzó con Los irrompibles. «Es muy heavy tocar después de La Oreja de Van Gogh», afirmó Santi Balmes en esos primeros compases de la actuación que continuó con Cuando no me ves y Bajo el volcán. Para el tramo final se guardó Belice, Incendios de nieve y el imprescindible Club de fans de John Boy.

 Y tenía razón en sus palabras el vocalista de Love of Lesbian, La Oreja de Van Gogh se había marcado una actuación en total comunión con el público, que ya comenzó a ejercitar su garganta desde ese primer tema Cuídate y casi no paró de hacerlo hasta 20 de enero con el que la banda vasca puso el broche. Por el medio sonaron temas como El último vals, París, Inmortal, Sirenas o ese Rosas en el que Leire Martínez cedió el testigo a un coro multitudinario, que no dudó tampoco en acompañarla en Playa y Muñeca de trapo. Y es que La Oreja de Van Gogh se esforzó por escribir la canción más bonita del mundo para que el público gozase con sus clásicos.

Los festivaleros madrugaron más en esta segunda jornada. Sin clase ni exámenes al día siguiente, O Son do Camiño puede vivirse ya con total intensidad y eso se notó en la cantidad de jóvenes que acudieron. El perfil del festivalero ya se pareció más a las ediciones precedentes de O Son do Camiño. Aunque solo una parte del foso estaba ocupada cuando la voz de Marilia Monzón sonó para iniciar el día más extenso en cuanto a horas de música, con más de doce, ya se presentaba casi lleno cuando Monoulious DOP plasmaba su espíritu gamberro sobre el escenario. «Imos darlle candela, breve pero intenso», invitaba desde el escenario, para con una letra que decía «estamos no verán e fai un frío que conxela», que bien podía ser un pronóstico de lo que iba a pasar una vez que desapareció el sol debido a que ese omnipresente viento bajaba la sensación térmica, como ya había sucedido el jueves.

Los de Noia acabaron con todo un himno propio Morrer en Jalisia y que el público demostró que se sabía. Después de Monoulious Dop, el rap tomó el testigo de la mano de Recycled J, para proseguir con el indie-pop de Judeline, que será telonera de J Balvin en su gira europea. Para el cierre de la segunda jornada estaban Natos y Waor e Icona Pop. Y sin reservar energías para el capítulo final de esta quinta edición que se escribirá este sábado.