Adiós a Danza Invisible: del cunnilingus más famoso de la música al «desgaste» como banda

Javier Herrero MADRID / EFE

CULTURA

Danza Invisible durante un concierto en Viveiro en el año 2012
Danza Invisible durante un concierto en Viveiro en el año 2012 PEPA LOSADA

El grupo malagueño afronta su final tras 40 años de historia y «hits» eternos del pop español como «Sabor de amor»

21 jun 2024 . Actualizado a las 00:07 h.

Sin roces ni luchas de egos de por medio, sino «por el desgaste de la edad» y más de una década sin entrar a un estudio, Danza Invisible afronta este mes el final de 40 años de una carrera llena de «temazos», incluido uno de los cunnilingus más famosos de la música española.

«Está siendo muy emocionante. Nos quedamos con la sensación de que la gente nos aprecia y de que hemos dejado muy buena huella. Como músicos siempre hemos sido honestos con nuestros defectos y con nuestros aciertos, con la mejor música que fuimos capaces de hacer», comenta su vocalista, Javier Ojeda.

Integrado además por Chris Navas, Manolo Rubio y Antonio Gil, este viernes ofrecen en la sala La Riviera de Madrid uno de los últimos compromisos de su gira de despedida, Sin decir adiós. Después, solo quedarán otras dos citas: este sábado, en la localidad granadina de Torrenueva, y el 29 de junio, en Laredo (Cantabria).

«Casi todos los grupos montan una gira así como reclamo comercial y vuelven a los 2 años; nosotros sentíamos que era el final del camino», asegura el músico, al citar las razones de esta marcha: no solo la jubilación de Antonio Gil, también «el desgaste por la edad» y que llevaban «muchísimo» sin sacar material conjunto.

En efecto, Danza Invisible no había vuelto a un estudio de grabación desde Treinta tacos (2012), con el que celebraron 30 años de carrera y que incluía un par de temas inéditos y algunas regrabaciones. «Hay un momento en el que cuesta más trabajo, cuando ya se han probado muchas fórmulas», conviene.

«Llega un momento en que piensas: "¿De qué vale este esfuerzo, si el disco no lo van a poner en ningún lado?". Es una pérdida de dinero y la gente te va a pedir las clásicas. Le pasa a muchos compañeros de mi generación, pero yo soy muy peleón y disfruto de seguir grabando cosas nuevas», confiesa Ojeda, el más joven de la banda, que seguirá en solitario «hasta que aguanten las ganas y la cuerdas vocales».

Él entró el último a esta formación fundada en 1981 por Ricardo Texidó. «Al principio flipaba en colores con que me hubiesen aceptado en el mejor grupo que había en Málaga entonces», rememora Ojeda, que con el tiempo comenzó a cantar sus propias melodías hasta convertirse «en una pieza imprescindible».

Los discos, con influencias más anglosajonas al principio fruto de su juventud en Torremolinos (Málaga), se iban sucediendo con más o menos éxito desde Contacto interior (1983), sobre todo con Música de contrabando (1986), el de Sin aliento, o el directo de 1987, «el que más gusta», señala Ojeda ante este trabajo que marcó el puente hacia su siguiente etapa de música «más soleada» o pop.

Se convirtieron en parte de la Movida madrileña sin mover de su tierra su base de operaciones, a pesar de lo que eso suponía en kilómetros en furgoneta. «Es parte de nuestro mérito y reconozco que hemos tenido mucha suerte, porque sobre todo de jóvenes hicimos locuras como conducir sin dormir y alguna que otra ilegalidad», confiesa. En 1988 llegó A tu alcance, que incluía su gran éxito Sabor de amor, el que los catapultó plenamente y quizás el relato más famoso de un cunnilingus que se ha hecho en la música en español. «Seguramente», dice entre risas, antes de reconocer que odia ensayarla. «Pero soy consciente de que gracias a ella aún estamos aquí», apostilla.

Y eso que la banda no la tuvo en mucha estima en origen: entró en el repertorio del álbum en el último momento, en una votación con tres votos a favor y dos en contra, no la eligieron como sencillo y la colocaron posiblemente en el peor lugar para no pasar inadvertida, a mitad de la «cara B».

«Nosotros no la teníamos ni montada para el directo. Fue el público el que la hizo grande», señala Ojeda, que también participó de la buena acogida posterior de otros temas como Reina del Caribe, A este lado de la carretera, Naturaleza muerta o Yolanda.

«Estoy muy orgulloso de nuestra carrera, con muchas canciones que pueden sostener un show. Las dos primeras décadas hicimos material de mucha altura e incluso lo posterior, aunque tuvo menos repercusión, era interesante», proclama en retrospectiva y con «la melancolía» de sus últimos conciertos.