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Alcalá Norte valida la euforia que hay su alrededor con un concierto «cañón»

Javier Becerra
Javier Becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

ANGEL MANSO

Fiesta total en el pase del grupo madrileño en el ciclo Noites do Porto, que incluso tuvo que repetir varios temas al agotar el repertorio

27 sep 2024 . Actualizado a las 13:38 h.

Como en las escenas dulces de los biopics musicales que se colocan en el montaje antes de que todo se estropee. Alcalá Norte se encuentra ahí, en ese punto en el que la excitación, la electricidad y la inspiración se dan la mano con la intensidad justa. Haciendo un sonido a contracorriente, vestidos cada uno de su padre y de su madre, regando todo de chistes y con la sala Garufa Club de A Coruña llena, plasmaron este jueves que este es, sin duda, su momento. 

Después de andar de festival en festival como la sensación indie del año, llegan ahora al espacio natural para propuestas así: las pequeñas salas. Con su público joven coreando las canciones y el cincuentón agarrándose a ellos como un clavo ardiendo, lograron que el material de su disco de debut sonase como tenía que sonar. Afilado, oscuro, chispeante, ocasionalmente ruidoso y siempre con ese toque pop que puede elevar sus delirios líricos al estante de los himnos. 

ANGEL MANSO

Como tales sonaron Los chavales, Supermán, La calle Elfo y, por supuesto, ese pepinazo que es La vida cañón. Y sus versos —surrealistas, confusos, puro collage— golpearon en la audiencia desplegando nuevos significados al gusto de cada cual. Pero, sobre todo, transmitieron esa corriente que altera el sistema nervioso cuando se mete los dedos en el mismo enchufe donde otrora se alimentaron Joy Division, The Cure, Parálisis Permanente o Los Planetas. Ese lugar, encuentro de inadaptados que se transmutan como gozosos ángeles negros una vez que se cierran las puertas. 

Ellos saben, o al menos sospechan, que seguramente no podrán ver al grupo en estas condiciones la próxima vez que vayan a su ciudad. Pero, eso sí, tendrán el recuerdo de haberlo disfrutado en su momento. Cuando todo explotaba en su máxima pureza ante el fervor colectivo. Cuando incluso un error de libro como subirse al escenario a tocar temas repetidos (entre ellos La vida cañón con Nuno de Grande Amore), derivó en una fiesta total que muchos no querían que se terminase hasta mucho después.