Dani Martín: «La inmediatez actual no permite canciones como "Mediterráneo"»

Iker Cortés MADRID / COLPISA

CULTURA

Tras cuatro años sin publicar un disco con material inédito, Dani Martín vuelve con su quinto álbum de estudio, «El último día de nuestras vidas».
Tras cuatro años sin publicar un disco con material inédito, Dani Martín vuelve con su quinto álbum de estudio, «El último día de nuestras vidas». Carlos Luján | EUROPAPRESS

El artista acaba de publicar su álbum «El último día de nuestras vidas»

02 dic 2024 . Actualizado a las 14:40 h.

«Feliz y orgulloso». Así es como se siente Dani Martín (Madrid, 47 años) con su nueva criatura bajo el brazo, El último día de nuestras vidas, un álbum de pop-rock con diez temas potentes en los que el artista pasa de modas y lleva al oyente a mediados de los 2000, cuando El Canto del Loco, la añorada formación que lideró, copaba las listas de ventas en nuestro país. «Este es mi Canto del Loco, el que yo quiero, el que yo amo», sentencia..

—Han pasado tres años desde su anterior trabajo, ¿cómo está?

—Pues estoy orgulloso, me siento afortunado y agradecido por llevar 25 años haciendo lo que me apetece.

—Ha dicho que es el mejor disco de su carrera

—Yo no te he dicho que crea que sea el mejor disco de mi carrera.

—Se lo he escuchado en alguno de sus vídeos de Instagram.

—¡Qué falso! (Ríe).

—¿Por qué lo cree?

—Creo que es el disco más visceral que he hecho hasta la fecha y el que tiene un sonido más parecido al de El Canto del Loco en mi carrera en solitario. Podría convivir entre Estados de ánimo y Zapatillas, pero con una lírica del 2024. Estoy muy orgulloso del sonido y de lo que hemos currado durante dos años. Es un disco muy meditado, aunque sean solo diez canciones.

—Comienza con «El último día de nuestras vidas», un tema muy positivo, que invita a aprovechar el momento. ¿Los rockeros no viven siempre así?

—Partiendo de la base de que no me considero rockero, sino ser humano, sí que soy disfrutón y como tal sí que puede que en algún momento haya vivido la vida como el último día de mi vida.

—Cuando publicó la canción que abre el álbum, hubo cierta polémica por un posible plagio a Alcalá Norte. ¿Cómo lo vivió? ¿Ya los conocía?

—(Ríe). Sí, sí, me encantan. Me parece que son un soplo de aire fresco y me recuerdan a muchas cosas del pasado. Sinceramente, creo que no existe ningún tipo de cosa que vaya más allá de una conexión extraña en esos sintes que suenan un poco parecidos, pero como dice el productor Nigel Walker si hemos robado algo de Alcalá Norte, pues siempre hay que robar de los mejores.

—«Quiero poder engordar, una vida normal», puede escucharse en la canción. ¿La fama tiene algo de pesadilla?

—Bueno, yo creo que tiene algo de autoexigencia, de querer mostrar tu mejor versión las 24 horas del día, y eso es agotador. Y llega un momento en que es mucho mejor estar delgado o estar a gusto físicamente por salud que por un grito de ‘guapo' en un escenario. Así que yo opto por la salud. De hecho, cuanto más gordo he estado, que pesaba 31 kilos más, es en la gira en la que más tickets he vendido. Por lo tanto, a mi público no le preocupa mi físico.

—En «Me vuelves puto loco» analiza lo que es ligar ahora a través de las redes sociales. ¿Se ha perdido la magia?

—Seguramente para los jóvenes no, pero para ti y para mí sí. Llegar a un bar y cruzarte con una mirada que te apriete las tuercas, que te deje temblando, creo que es una sensación superbonita y que seguimos buscando los de aquella época. Nosotros preferimos eso que mandar una pizza y una tortuga por WhatsApp.

—Nombra en la canción a grupos de la escena actual como Cariño o Cupido pero ¿por qué parece que en el plano musical es más fácil quedarse estancado en lo que uno escuchaba de joven? ¿Lucha contra ello?

—No, no lucho. Fuimos tan felices escuchando a Extremoduro, Green Day, The Offspring, Pereza, Amaral... Ahora mismo a mí me cuesta encontrar cosas que suplan ese sentimiento, ¿no? Será por mi edad pero creo que también porque socialmente vivimos una inmediatez que no permite que haya letras como la de Mediterráneo de Serrat...

—En «Novedades viernes» carga contra esa música urbana prefabricada... ¿No teme granjearse enemigos?

—Creo que hay una industria que pretende un soniquete constante y una letra también muy parecida en todas sus canciones. Es una canción de humor, de hartazgo, que bien podría representar el aullido de la portada, pero en ningún caso es una canción de mala leche. Creo que el que se sienta dolido, identificado, pues que se lo haga ver.

—«Burning Man» arremete contra esa vida falsa que muchos se construyen a través de las redes sociales...

—Siento que hay cierta prostitución en redes sociales por parte de alguna gente. Luego hay gente haciendo cosas maravillosas, ¿eh? Hay un Instagram para divertirte y aprender, que ese es el que yo elijo, y luego está el otro, que me parece superlícito. Cuando cumplan 18 años los hijos de ciertos personajes espero que los denuncien por la vida que les han hecho llevar sin pedirles ningún permiso, como hicieron con Kiko Rivera.

—En lugar de «Este disco contiene lenguaje explícito» podemos leer una etiqueta donde pone «Este disco no contiene duetos». ¿Son el gran mal de la industria?

—A mí el que haya tantos duetos me viene bien porque se venden muchos discos y eso me permite lanzar el disco en todo tipo de formatos físicos (ríe). Otros prefieren cantar con gente que ni conoce.

—En el 2021, lanzó un disco homenaje a El Canto, ahora se acerca a su sonido. ¿Por qué no una reunión?

—Bueno, este es mi Canto del Loco, el que yo amo. Quiero a mi primo David y que le vaya muy bien con su proyecto, aunque no tenemos una relación a día de hoy. Tampoco la tengo con Chema, también le quiero y le doy likes a su proyecto de Trötegalôpe. Un día le dije a Ariel Rot que, seguramente, si nos hubiera ido mal a alguno, habríamos levantado el teléfono para hacer una reunión, para qué te voy a mentir.