Una investigación de la USC reconstruye virtualmente un monumento único en el mundo, que se desmontó en el siglo XVII y que representa un concierto vocal de mano guidoniana
17 dic 2024 . Actualizado a las 18:31 h.La sonrisa de Daniel asomando desde una columna se ha convertido en el símbolo del impresionante trabajo del Mestre Mateo, que, sin embargo, va mucho más allá del Pórtico de la Gloria. De hecho se extiende por la nave central de una catedral en el fin de occidente que albergó hasta el siglo XVII el coro que habría querido para sí Notre Dame.
A finales del siglo XII, la llamada Escuela de Notre Dame, con pioneros como Leonino, Perotino o Albertus, creó lo que hoy se conoce como polifonía, un modo complejo de cantar con voces contrastadas. Pero esa primera generación de compositores nunca llegó a ver un coro construido en París, un espacio monumental que sin embargo sí encargaron al Mestre Mateo los canónigos y arzobispos compostelanos que habían viajado a Francia para formarse. Un coro que en 1605 se desmontó, troceó y repartió por distintos puntos de la catedral, por iglesias cercanas y cuyas partes salieron en algunos casos de Galicia y acabaron incluso en manos privadas.
La decoración del coro incluía figuras de los profetas y apóstoles que hoy decoran la entrada de la Puerta Santa (junto a plafones que conformarían el techo de los sitiales) y también de niños cantores que hoy se pueden observar en el tímpano de Praterías, todos con la mano izquierda levantada y con una coreografía de dedos increíblemente compleja y fundamental para el desarrollo de la polifonía, conocida como mano guidoniana. A cada parte de la mano se asigna una nota del hexacordo, con lo que un cantor puede leerlas y cantarlas.
Es decir, así como los ancianos del Pórtico de la Gloria afinan sus instrumentos para un concierto, los cantores están representando una polifonía. Hasta el momento no se conocían representaciones monumentales de un concierto vocal de mano guidoniana anteriores al Renacimiento. «Non só temos un coro único porque é contemporáneo á emerxencia da polifonía, senón porque ten petrificada unha das tecnoloxías máis importantes que posibilitou este complexo edificio vocal que son as obras de polifonía», explica Francisco Prado-Vilar.
Hoy, es posible volver a contemplar ese monumento crucial para la historia de la música. Lo es gracias a la tecnología y al proyecto KosmoTech_1200 de la USC, que ha reconstruido virtualmente hasta el último detalle de un coro, incluyendo también el mobiliario y la policromía, basándose en fotogrametría y en una exhaustiva investigación histórico-artística.
La propuesta del equipo liderado por Francisco Prado-Vilar corrige además algunas cuestiones problemáticas de la reconstrucción que Yzquierdo y Otero realizaron en los años 90 y que todavía se puede contemplar en el museo de la catedral, en la que se ensamblaron piezas originales con prótesis graníticas modernas.
La clave, en este caso, la ha dado el descubrimiento de nuevas piezas en los trabajos del en la cripta del Pórtico y la medición realizada con una nube de puntos a través de dispositivos láser, que ha demostrado que las medidas de catedral, en realidad, no son regulares, según explicaba Anxo Miján, coordinador técnico del proyecto. Eso supondría por ejemplo que dos de los sitiales más destacados (uno de ellos ocupado por el arzobispo) quedarían ocultos tras pilares y que los dos que están al lado de la vía sacra (el eje longitudinal del coro) y que estarían reservados para el deán y el maestro cantor, serían más estrechos que el resto, lo que no tendría mucho sentido.
También la vía sacra sería tan estrecha que las procesiones litúrgicas tendrían serios problemas para circular por la y la escalera de acceso a la tribuna en algunos puntos tendría apenas 40 centímetros de ancho, lo que impediría que se pudiese usar.
La reconstrucción está basada en un montaje realizado por el ensamblaje de modelos fotogramétricos de piezas originales que respetan las medidas. Es decir, es el equivalente a tener las piezas originales y encajarlas para que todo se ensamble. «Todo aí vese encaixado porque é a estrutura orixinal», explica Francisco Prado-Vilar, investigador principal del proyecto.
En aquellas partes ausentes se realizó una anastilosis (es decir, la reconstrucción de un monumento a partir de elementos dispersos). Las policromías se han restaurado basándose en los restos presentes de las piezas originales que se conservan en museo de la catedral y en documentación histórico-artística comparativa. Y además, la recreación de las sillas, las telas, y los candelabros se ha realizado a través de un minucioso estudio de piezas contemporáneas.
El resultado resuelve las discrepancias que se veían en intentos de reconstrucción anteriores, un trabajo que se lleva realizando desde los años 50 del siglo XX a través de distintas propuestas. De hecho, la reconstrucción realizada por el proyecto KosmoTech_1200 coincide estructuralmente con las miniaturas del Tumbo de Toxosoutos, iluminado probablemente en la catedral de Santiago. «Creo francamente que os miniaturistas coñecían o coro mateano», afirma Prado-Vilar.
Es más, esas miniaturas sirven para plantear una hipótesis de cómo estaban decoradas las paredes de cierre de los sitios. La reconstrucción sigue los elementos cromáticos de una miniatura de Toxosoutos, contemporánea al coro pétreo, elementos decorativos que se sabe que existían en otros lienzos murales de otros monumentos, y han añadido cortinajes pintados, en las arquerías ciegas, algo muy presente en la decoración románica de la época.
En el coro también tenía importancia la iluminación. La propuesta coloca candelabros con velas de cera en el contorno de los sitiales en la planta principal del coro y, en cambio, en la tribuna teoriza con la utilización de lámparas de aceite que colgarían por detrás de cada uno de los doseles que coronan los sitiales. Así, la luz permearía a través de las aperturas y funcionarían como linternas que iluminarían el interior del coro y la propia tribuna. Eso permitiría una circulación abierta entre los espacios y una conexión directa de luz y aire de todos los espacios del coro.
De hecho, la reconstrucción deja un coro que se abre al resto de la catedral. El friso exterior, conformado por los profetas, estaría situado a un nivel cercano al espectador que circula por la naves. Los profetas funcionarían así como símiles, como espejos de los canónigos que estarían en el interior del coro. Sobre ellos, arcos escalados a modo de balaustrada «que permitirían o paso da luz e dos propios cánticos do coro entre os dous espazos», según remarca Carlos Paz, técnico de virtualización.
Durante la investigación también se ha resuelto otro de los grandes misterios del coro del Mestre Mateo, que es dónde estaban situados unos paneles de estrellas perladas que fueron catalogados por López Ferreiro y que en otras reconstrucciones, como la de Chamoso Lamas, fueron colocados al fondo de los sitiales.
Pero Antonio López Ferreiro los había catalogado como sofitos (que es la parte inferior de una cornisa o voladizo). En la propuesta que presenta KosmoTech_1200 encajan perfectamente en los techos de los espacios laterales abiertos del coro.
¿Es posible una rematerialización del coro?
El coro del Mestre Mateo se retiró en el siglo XVII y fue sustituido por un coro lígneo barroco (hoy exhibido en San Martiño Pinario) que se desmontó a su vez en 1945. La tecnología de vanguardia, avanzó Francisco Prado-Vilar, permitiría rematerializar la obra mateana. «Monumentos que e crían perdidos podemos volver habitalos virtual ou incluso materialmente».
A través de las nuevas tecnologías sería posible crear un sistema de visualización virtual en el que, entrando en el Pórtico de la Gloria, y a través de unas gafas de realidad virtual se pueda recorrer el espacio original del coro (que estaría emplazado a la altura del actual órgano de la catedral de Santiago) con todas sus dimensiones cromáticas, materiales, olfativas y musicales «chegando a unha experiencia moi próxima ao que sería ter o coro orixinal», afirma el investigador principal de KosmoTech_1200.
La calidad de las reproducciones digitales permitirá también una rematerialización del coro y de hecho existen empresas que tienen capacidad para hacerlo. «Sempre que haxa intención e financiamento, podemos recuperar un monumento fundamental do noso patrimonio e do patrimonio universal», afirma Prado-Vilar.
Porque el Pórtico de la Gloria es una obra única, pero el coro pétreo es un «monumento absolutamente esencial» y su reconstrucción podría convertirse también en «un modelo para o resto do mundo».
«Isto ten que ser un monumento con unha profunda vocación social», que sirva por ejemplo como elemento pedagógico, que promueva la música entre la infancia y que sirva para crear herramientas pedagógicas e incluso para terapias cognitivas y de memoria, explica Prado-Vilar. Porque una fase más avanzada del proyecto pretende investigar la influencia que los espacios tienen en las personas, una línea de investigación más cercana a Material Minds, otro proyecto que se está desarrollando también en Santiago, en este caso de mano del CSIC.