FÚTBOL / MUNDIAL
24 may 2002 . Actualizado a las 07:00 h.«Yo creo que Francia y Argentina pueden ser superiores a España en cuanto a los resultados, porque lo han demostrado recientemente al ganarnos con una falta o en un córner. Pero, jugando al fútbol, no». Así evidencia José Antonio Camacho el monumental despiste en que vive y su incapacidad para construir un discurso futbolístico con sustancia. Hoy por hoy, el fútbol de Francia y de Argentina está a años luz del de una España carente del suficiente empaque para ser nominada aspirante a la Copa del Mundo. España llegó a Francia-98 envuelta en un halo de grandeza que resultó ser un fiasco. Camacho ha llevado a su equipo a Corea sin halo alguno. No hay identidad, no hay fútbol, no hay.... La trayectoria de Camacho al frente de la selección ha estado salpicada de fuegos artificiales -goleadas ante selecciones de medio pelo-, derrotas inocuas, pero significativas -ante selecciones de primer nivel-, una alarmante anemia futbolística -ausencia de progresión en el juego- y, ante todo, una falta de identidad que coloca al equipo en el vagón de segunda clase de los participantes en la Copa del Mundo. He aquí algunas de las razones por las que Camacho ha sembrado de dudas las posibilidades de España en la Copa del Mundo: El discurso de la furia. José Antonio Camacho se ha convertido en el abanderado del patriotismo futbolero. Al de Cieza le falta equilibrio. Su fútbol obedece más a la carga del Séptimo de Caballería que a un esquema, a un trabajo, a una idea. Se escuda en un intangible, como es el amor a la bandera, para tapar la ausencia de su proyecto. La furia es un recurso puntual para ganar una batalla, pero nadie ha ganado un Mundial sólo a base de testiculina. España ha logrado grandes gestas, pero ha perdido casi todas las guerras. Si todo lo que puede decir Camacho a sus jugadores es que corran, peleen y lloren con el himno, los cuartos de final serían un éxito. Contradicciones. Camacho siempre dijo que llevaría a los mejores. En cambio, ha seguido los pasos de Clemente. Una serie de jugadores han sido habituales de sus convocatorias, incluso a pesar de no ser titulares en sus clubes. El extraño caso de la portería. Cañizares y Molina son los dos mejores porteros de España. Molina no viajó. Camacho no explicó las razones, pero de nuevo el de Cieza parece seguir la senda de errores que en su día cometió Clemente. Si el baracaldés vetó a Buyo, Camacho ha hecho lo propio con Molina. De esta forma, la portería española es de dudosa capacidad. Casillas, Ricardo y Contreras. Con alegría. España va a por la Copa del Mundo con un reserva del Madrid, -Casillas- uno de los porteros más goleados de Primera -Ricardo- y el mejor guardameta del Málaga -Contreras-. La defensa. Si la portería da miedo, a pesar del prometedor Casillas, la defensa, pánico. Hierro y Nadal como únicos centrales específicos, con la presencia de Helguera en la recámara. Cualquier equipo rápido se frota las manos ante dos de los jugadores más veteranos del torneo. Camacho ha primado la afinidad y España llega a Corea con una de las defensas, a priori, más vulnerables de su hisoria. Sus mejores bazas. Con el panorama defensivo, las esperanzas de Camacho pasarán por sus figuras. El momento de Valerón y Tristán y el del siempre competitivo Raúl ha de ser aprovechado. Hasta la fecha, el de Cieza, o ha escondido bien sus cartas, o no ha visto todavía que la selección debe amoldar su juego al de estos tres hombres. De su inspiración dependerá más el éxito de España que no de un Camacho desbocado gritando desde el banquillo: «¡Por Dios, por la Patria y el Rey!».