La otra cara de las SAD

Juan Vicente Muñoz TOLEDO

DEPORTES

30 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

El Club Deportivo Toledo, de la Segunda División B del fútbol español, ha dejado de existir como tal para pasar a denominarse Invercon SAD y trasladar su domicilio social a Cartagena (Murcia), ciudad en la que su actual propietario, el empresario alicantino Francisco Gómez Hernández, espera que pueda jugar la próxima temporada. Es una consecuencia más de la reciente conversión de los clubes de fútbol en sociedades anónimas deportivas que ha transformado en empresas privadas lo que hace décadas eran entidades representativas de unas localidades. Lenta agonía La lenta agonía del Toledo, fundado en 1928, comenzó en los últimos dos años cuando el club, víctima de una crisis económica y de resultados, descendió a Segunda División B. La propiedad del Toledo fue cambiando de manos hasta que a mediados de junio el empresario Francisco Gómez lo adquirió por 930.000 euros a la empresa Boss, gestionada por Julio Prieto y Quique Ramos, ex jugadores del Atlético, que antes lo habían comprado por 510.000 euros. Una operación económica con importantes beneficios que deja a la capital de Castilla-La Mancha sin equipo ante la oposición del Ayuntamiento y la Junta de la comunidad. El club fue inscrito este lunes en el Registro de Entidades Deportivas de la Federación Murciana de Fútbol y sólo falta el visto bueno de la Federación Española de Fútbol para que juegue en Cartagena. Una respuesta negativa abriría un largo proceso de litigios judiciales. Por ello, la única posibilidad que existe para que el club vuelva a Toledo es que algún empresario toledano decida comprarlo pagando una elevada suma económica. A un paso de Primera Mientras, en la memoria de la afición toledana aún no se han borrado los recuerdos de su reciente historia: hace diez años, en la temporada 93-94, perdió en la liguilla de ascenso a Primera División ante el Valladolid un año después de haber subido a Segunda y hace tres temporadas estuvo a punto de subir a la división de honor de la mano de Gregorio Manzano, reciente campeón de Copa con el Mallorca; Rufete (Valencia) y Casquero (Sevilla) también formaban parte de aquella plantilla que logró ilusionar a una afición que ahora ha quedado huérfana y que no olvida la eliminatoria a un partido único en la Copa del Rey de la temporada 2000-01, cuando su equipo eliminó al Real Madrid (2-1).