El Compos ultima su disolución tras liquidar todos sus bienes

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO

DEPORTES

XOAN A. SOLER

Tras subastar sus activos, el club azul y blanco, que a finales de los noventa estaba en Primera, sólo espera la desaparición

22 ago 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Cuando Fernando Santos ya tenía apalabrada su incorporación al Compostela, a finales de los ochenta, acudió a presenciar un partido del equipo en Santa Isabel. Se entretuvo contando el número de espectadores que había en las gradas: 189. Un lustro más tarde, ese mismo equipo tenía estadio nuevo: San Lázaro. Y allí se dieron cita unos 14.000 aficionados, en la promoción de ascenso a Primera frente al Rayo Vallecano. El presupuesto de la entidad en Tercera era de 13 millones de pesetas. En Primera llegó a manejar unos 1.500 millones. Ahora el equipo subsiste en Regional Preferente y la sociedad anónima deportiva está a un paso de la extinción. Ya han sido subastados sus activos y sólo falta el R. I. P. Mientras el balón entraba en la red y los ingresos por televisión crecían, la entidad no paró de coger velocidad. En junio del 98 el Compos cayó a la Segunda División. Empezaron los frenazos y el declive. Aguantó el primer año, porque tenía dinero en caja y acabó ingresando 400 millones de pesetas por derechos de imagen. A partir de ahí, sin patrimonio, sin liquidez y con el presidente, José María Caneda, enfrentado a todas las instituciones, el Compos se fue asfixiando. El único bien tangible que tenía el club (los terrenos en los que un día proyectó una ciudad deportiva) sólo sirvió para poner un parche. Revisión de las cuentas Hay otro dato significativo. Al descender a Segunda B, el Compos perdió su estatus de equipo profesional. Tardó un año en recuperarlo, ya que sólo estuvo un curso en la categoría de bronce. Pero, de la misma manera que a los clubes que no son sociedades anónimas les revisan las cuentas y les calculan el capital social en función de la deuda, a los que ya tienen esa personalidad jurídica, cuando vuelven a la Segunda División también les examinan su situación financiera. Y si hay un desfase entre el pasivo y el capital social, no queda otro remedio que inyectar dinero. En el caso del Compos, la Comisión Mixta de Transformación de Clubes en Sociedades Anónimas estimó que la deuda se situaba en algo más de seis millones de euros. La ley obligaba a ampliar el capital social hasta doblar esa cantidad. Para el Compos suponía pasar de 1,2 millones a algo más de 13. Ni lo intentó. Y volvió a Segunda B por vía administrativa. Caneda siempre se quejó de que esa ley es injusta. Hay equipos de Primera y Segunda con deudas de varios miles de millones de pesetas. Pero mientras pertenecen a la Liga de Fútbol Profesional nadie les obliga a corregir ese desfase. La temporada 2003/04, ya con Juan Silva al frente de la entidad, no sirvió para reconducir la nave. Antes al contrario. El presidente reconoció que se llegaban a embargar contratos antes de que se firmasen. El consejo de administración se vio abocado a recurrir a la Ley Concursal. La intervención judicial no encontró vías para la salvación y ya se han subastado hasta los trofeos. Fueron adjudicados en 61.260 euros. Ya no queda nada que vender en el Compostela.