Un título continental sub-20 y una medalla de plata en el nacional absoluto son el aval de una lucense cuya preparación va encaminada a la disputa de unos Juegos
04 feb 2009 . Actualizado a las 02:33 h.Después de haber subido a lo más alto del podio europeo en la competición sub-20, Sara Álvarez (Lugo, 1990) se colgó el pasado fin de semana la medalla de plata en el Campeonato de España absoluto. Un metal que le supo a poco, pues tuvo el triunfo al alcance de su mano. Pero la juventud le jugó una mala pasada. Se precipitó en una acción y perdió frente a una rival que le saca 10 años.
-¿Qué sensación tiene 48 horas después de la final?
-Que fue una pena. Lo tenía todo a favor: peleaba en casa, me encontraba bien... Pero ella es mucho más veterana y supo aprovecharse de un fallo mío. Me precipité y pagué mi inexperiencia. Lo que tengo que hacer es aprender del error. -¿Fue su mejor campeonato? -No. El campeonato que me ha dejado más satisfecha, aun siendo sub-20, fue el europeo, cuando quedé campeona. En A Coruña competí muy bien, pero en la final salí con una pequeña desventaja. -¿A qué se refiere? -Ella me había ganado varias veces y eso provocó que luchara con cierto complejo, algo que nunca se debe hacer. Hay que respetar al rival, pero siempre en su justa medida. -Los técnicos la sitúan como candidata a participar en Londres 2012. ¿Qué opina usted? -Para eso estamos trabajando. A ver, como todo deportista de cierto nivel, me marco el objetivo de disputar unos Juegos Olímpicos. Mi preparación va encaminada a ello. Si es en Londres, mucho mejor, pero soy muy joven y si no llego a esos Juegos, no pasará nada, me quedarán todavía muchos años por delante y numerosas oportunidades. -¿Sus próximas competiciones? -El jueves me marcho para París a disputar un torneo que, por su nivel, es una especie de mundial oficioso. Luego me queda el Campeonato de España júnior y el sub-23, más las competiciones para las que me clasifique. -Usted cursa primero de bachillerato. ¿Es posible compaginar deporte con estudios? -Me cuesta bastante. Digamos que los estudios los voy llevando como puedo. A veces viajo y paso largas temporadas fuera, así que me cuesta. Es algo que en casa me machacan mucho, que tengo que estudiar más. Es normal que los padres se preocupen. Pero intento llevarlo bien. -Con solo 13 años se fue becada al Centro de Tecnificación de Pontevedra. ¿Por qué lo dejó? -Me resultaba agobiante. Demasiado entrenamiento para una niña tan joven. Yo trabajo duro, tres horas y media al día, aproximadamente. Pero no tengo las exigencias que hay allí en Pontevedra. Prefiero estar en mi casa, con mis amigos... -Con tanto entrenamiento, apenas tendrá tiempo para divertirse y salir, algo habitual en una joven de su edad. -Tampoco me gusta salir por las noches. Quizá lo haga un par de veces al año, no más. Mis amigas lo saben y ya no me insisten, porque son conscientes de que una noche para mí es perder una semana de entrenamientos. -¿A los chicos les intimida saber que es campeona de Europa? -(Se ríe). El que se intimida es que no me conoce. Soy muy pacífica. Una persona enormemente tranquila... Bueno, al menos, en la calle. Nunca me he peleado con nadie. -¿Y en el tatami? -(Vuelve a reírse). Ahí sí que sufro una mutación. En el tatami me transformo tanto que me doy miedo a mí misma. En serio, hay veces que no me conozco. Me enfado y salgo de mis casillas. -¿Es necesario para ser una campeona?
-Posiblemente, sí. A mí me da fuerza y la canalizo en la competición.