En el tablero de la fórmula 1 juegan la velocidad y la estrategia. Pero en el 2010 los maquiavelos del muro contarán con una variable menos en su particular ajedrez. La del repostaje. Y esto plantea un escenario de batalla distinto.
El propio Max Mosley, presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), se había mostrado contrario a esta medida, porque consideraba que restaba emoción a los grandes premios. La prohibición variará, para empezar, la sesión de calificación. La lucha por la pole position será una crono sin secretos en el depósito, ya que los pilotos no estarán condicionados por el número de paradas planificado por la escudería para la jornada siguiente.
Ya en carrera, quedan fuera de juego los errores y los aciertos a la hora de recargar combustible, claves en los últimos años. En el 2008, en Singapur, a Felipe Massa se le enganchó la manguera. Si ese imprevisto no hubiera frenado al brasileño, posiblemente Ferrari hubiera ganado otro título mundial.
La salida a pista del coche de seguridad tendrá menos posibilidades de adulterar la competición. Fernando Alonso cayó a la última plaza en Shanghái después de entrar en boxes para repostar cuando iba en la segunda posición y justo antes de la retirada del safety car .
Las únicas visitas obligadas a boxes serán para cambiar de neumáticos. Y las nuevas normas también afectarán a las gomas. No repostar supone salir con un depósito cargado de combustible. Más peso y más sufrimiento para las ruedas. Además, en el 2010 se prohibirán los calentadores de neumáticos y cualquier sistema equivalente. Este es un punto polémico contra el que se han manifestado públicamente muchos pilotos. Los que se oponen a esta regla argumentan que las gomas frías provocarán que los coches que tengan que salir de boxes lo harán a una velocidad muy inferior a los que están en pista, ya que los neumáticos necesitarán rodar para alcanzar una temperatura óptima. Para los detractores de la norma, esto genera riesgos innecesarios.
Bridgestone ha realizado pruebas con compuestos muy blandos para propiciar un rápido calentamiento de las gomas. Aunque el peso del combustible y el las altas temperaturas que se alcanzan en muchos circuitos juegan en su contra.