Río acaba con la utopía olímpica de Gallardón

Alejandro Posilio

DEPORTES

La candidatura española ganó la primera votación, pero Brasil se llevó los votos de las eliminadas

03 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

A la tercera tampoco fue la vencida. Río de Janeiro acabó con la ilusión de Madrid. Los Juegos Olímpicos del 2016 recalarán por primera vez en Sudamérica, tal y como muchos vaticinaban. La localidad brasileña más famosa alojará el acontecimiento deportivo más deseado del mundo. La capital de España estuvo cerca, pero la pujanza de la ciudad carioca y de un país en alza echaron por tierra las ilusiones que los responsables del proyecto madrileño habían alimentado a pesar de esa norma no escrita de que las olimpiadas cambian de continente de una edición a otra.

La corazonada no fue completa. Sirvió para rozar la gloria durante una hora, el tiempo que se tardó de la tercera y última votación hasta que el presidente del COI, Jacques Rogge, dio a conocer la ciudad elegida: Río de Janeiro. La rotación de continentes se cumplió.

Mucha diferencia

Aunque las esperanzas se alargaron hasta la final, tras la inesperada caída de Chicago en la primera votación, y la más esperada de Tokio en la segunda, la elección final no dio pie a ninguna duda: la localidad brasileña sumó nada menos que 66 votos de los 99 participantes, frente a los 32 de la capital española.

Una vez más, los inicios fueron esperanzadores, pues tras la primera votación Madrid sumó más apoyos que ninguna otra, con 28; seguida de Río (26), Tokio (22) y Chicago (18). El efecto Obama fracasó estrepitosamente. Los miembros del COI no le perdonaron al presidente estadounidense su marcha apresurada de Copenhague sin quedarse a escuchar el resultado final.

Pero la segunda votación ya dejaba entrever el resultado. Solo uno de los votos de Chicago recayó sobre el marcador madrileño. Incluso Tokio se llevó más que Madrid, con dos, pero no le sirvieron a la capital nipona para arreglar una presentación algo cómica y poco natural. Por contra, Río sumaba 20 puntos más a su candidatura y se destacaba.

Y en la tercera se repitió la reacción de los caídos. La ciudad carioca añadió a su arsenal los 20 votos que había mantenido a Tokio en liza, mientras que Madrid solo sumaba tres más, demasiado poco para tan magno premio. Al conocerse la elección, la tristeza hizo mella en los rostros de toda la delegación española. Había unidad entre los diferentes partidos y Administraciones, pero no capacidad para poner fin a la tradición de los continentes alternos. Tradición ya conocida.