«Es la lesión más grave que puede haber». ¿Hay que añadir más? Sin rodeos resume la doctora Luisa Ibáñez el panorama que se encontró en la rodilla de Sara Álvarez. Ella fue la encargada, junto a Manuel Leyes, de restañar sus heridas de guerra, un parte compuesto de rotura de los ligamentos cruzado anterior y posterior, lateral externo, poplíteo y el del bíceps femoral. «Afortunadamente quedaron intactos los meniscos», cuenta Ibáñez, que también supervisa su recuperación.
«Se necesita una gran cantidad de energía para provocar algo así», relata la doctora. «Lo primero es plantearse cómo hacer la operación», prosigue. Una intervención de seis horas, antes de la cual, debieron preparar los injertos, «darles el tamaño adecuado» para implantar. En dos fases: primero, artroscopia para los cruzados, y una segunda para el lateral, en la que tuvieron que abrir la rodilla, como muestra una visible cicatriz en su parte exterior.
Segunda intervención
«Todo estaba bien hasta que vimos el nervio», explica Luisa. El que atraviesa la rodilla, cuya finalidad es permitir la flexión del tobillo. Y que desembocará, en unos meses, en la segunda operación a la que se vea sometida Sara. Técnicamente, una «transposición del tendón del tobillo», una intervención para facilitar ese movimiento que ahora la limita.
La evolución de Sara va «tan bien», que los médicos se replantean los plazos de su recuperación, inicialmente fijada en casi dos años. Luisa es directa y reconoce que la afectación del nervio la «va a limitar». «Pero no descarto que pueda volver», afirma. «Tiene muchas ganas y empezó a animarse al ver competir a sus compañeros», cuenta. Mientras, en el aire, flota una frase de Sara: «Solo regresaré para ganar».