Cotobello devuelve el rojo a Purito Rodríguez

Mariluz Ferreiro REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

Arrebató el liderato a Nibali y Mosquera se mantiene tercero tras un día malo en el que fue «al límite»

14 sep 2010 . Actualizado a las 11:17 h.

La etapa reina lanzó sus dados. Y bailó las fichas. Purito Rodríguez subió al liderato. Nibali cayó a la segunda posición. Y Ezequiel Mosquera, que aguardaba «una oportunidad de oro», salvó un día cruzado quedándose en el tercer peldaño del podio. El teense lo considera un mal menor después de vivir «una jornada al límite». Las fuerzas fueron esquivas con el corredor gallego. Y acompañaron a Mikel Nieve, del Euskaltel, que venció en Cotobello después de una fuga para soltar aquello de «va por Igor Antón».

La etapa nació convulsa. Con escaramuzas varias. Escapadas abortadas. Caídas. La calma no precedía a la tormenta. Y Nibali volvía a ocuparse de los cortes en persona. «Él salía y yo iba con él. Y la verdad es que me sacaba de punto. En el kilómetro cincuenta ya iba tocado. El único que fue sensato en esa situación fue Purito, que se mantenía al margen, atrás. Yo llegué a pensar que iba mal y resulta que era el que mejor estaba», relata Mosquera.

En la subida a San Lorenzo el gallego notaba malas sensaciones. Pero el infierno llegó en la Cobertoria. Cancellara contribuyó al encabezar el grupo de los gallos y marcar un fuerte ritmo. «¡Uf! Nos reventó. Llegué a ir al límite. En la Cobertoria lo pasé tan mal que creí que iban a sacarme del podio, que iba a perder todas las opciones. Incluso se lo dije a mi compañero David García, que iba pendiente de mí todo el día», reconoce el jefe de filas del Xacobeo Galicia.

En el famoso descenso de la Cobertoria, García se acercó al coche del Xacobeo a buscar un paracetamol para su líder, que echaba de menos la lluvia de los Lagos de Covadonga. «No sé, era como si me hubiese dado un golpe de calor y cuando me sube la temperatura corporal estoy acabado», cuenta Mosquera.

En Cotobello los grandes se miraban. Nadie atacaba. El grupo de siempre, compacto, sin aventureros. «Atacará Mosquera», había dicho Nibali en la salida. Pero el guión fallaba. «Si hubiera estado bien, hubiera atacado desde abajo. Iban pasando los kilómetros y yo mejoraba. Además, iba pensando que ya quedaba menos al ver cada pancarta», dice el teense. Quedó en evidencia que no era su día cuando saltaron Frank Schleck y Sastre, otro diésel, y no los siguió.

Se agotaba el puerto cuando Mosquera decidió reunir las fuerzas que fue recuperando para marcharse. «A un kilómetro y medio vi que Nibali iba tocado y me dije que ya no tenía nada que perder, que si me cogían y me remachaban no pasaban nada», señala. Él desvistió al líder, que no respondió. Y Purito lo vio claro. Se lanzó hacia el maillot rojo, superando al propio Mosquera.

El teense sigue en el podio y cuenta con un compañero en el top ten . Es David García, que cruzó la meta dos segundos después de su líder.

«Si repasas lo ocurrido en Cotobello sacas la conclusión de que todo el mundo iba mal, pero a nadie se le vio el plumero hasta que se tensó el grupo de verdad», dice. Lamenta haber perdido «una oportunidad de oro», pero añade que sigue situado en la zona noble. «Si hubiera estado mejor, me hubiera movido de otra forma, pero no puedo quejarme», concluye. «Tengo al cuarto, que ahora es Frank Schleck, más cerca. Al menos distancié a Peter Velits, que lo tenía muy cerca y me generaba desconfianza de cara a la crono». Porque hoy toca descanso, pero mañana se disputarán 46 kilómetros de lucha contra el reloj. Mosquera espera tener un buen día.