El Celta se enredó en la maraña defensiva de un ordenado Granada

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro VIGO/LA VOZ.

DEPORTES

24 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El Celta se topó con el Granada. Los andaluces propusieron un partido trabado y los gallegos fueron incapaces de cambiar el guión ni adelantándose en el marcador en el arranque del segundo tiempo. Con Trashorras apagado, y sin un jugador que diese luz a su juego, el Celta no consiguió desarrollar un fútbol fluido en ningún momento. Se marchó al descanso sin haber creado una sola oportunidad y cuando Aspas abrió las puertas del triunfo con otro gol para su pinacoteca de tantos antológicos, su equipo permitió una contra letal que aprovecharon los de Fabri para empatar. Con el partido en el escenario de partida tan solo un par de ocasiones pusieron en duda unas tablas que parecen escritas. Las dudas han llegado con la primera etapa de montaña.

El Celta no encontró el camino de la portería andaluza en ningún momento. Porque se perdió en una maraña de pases horizontales, porque no tuvo claridad de ideas, porque estuvo más pendiente de no perder el esférico que de arriesgar un pase y porque le faltó ritmo y continuidad en el juego de ataque, pero también porque el Granada se plantó con nueve defensas, muy bien colocados, y se olvidó de todo lo demás. La apuesta le bastó para que los vigueses se fuesen sin ninguna oportunidad que llevar al debe en el libro del partido. Dos disparos de Trashorras que no cogieron portería y nada más.

El segundo tiempo arrancó con idéntico atasco, hasta que apareció el mago Iago Aspas. De una jugada sin sustancia en el frontal del área, en el pico derecho, sacó una rosca con la zurda que se coló por toda la escuadra. De la nada fabricó un gol.

Debería ser, en teoría, el tanto que aclarase el panorama para el Celta, pero los vigueses permitieron una contra de tiralíneas del Granada con remate de Álex Geijo tan solo seis minutos después que devolvió el empate al marcador.

En un suspiro el partido volvió al escenario anterior. Con Trashorras desaparecido, sin un pase a derechas, sin profundidad y con el rival agazapado sin sufrir lo más mínimo. Lo único que alteró la monotonía fue la lesión de Falcón que posibilitó el debut en Liga de Yoel.

Con la salida de Abalo los vigueses acabaron muriendo en el área rival, pero el arreón final tan solo le dio para un par de oportunidades que ni Iago Aspas ni Michu acertaron a convertir en gol.