El Celta, que solo había lanzado un penalti en toda la temporada, decidió en esta suerte su destino. Carlos Calvo falló y Michu también el definitivo. Catalá erró en la muerte súbita y el sueño celeste se apagó.
Herrera apostó por el tridente B para la vuelta. Era un once más guerrero y preparado para el sacrificio, pero sin lucimiento. La idea era sostener al rival y no dejar margen a las lagunas defensivas. El plan funcionaría mientras no encajase un gol. Un zarpazo de Orellana desde fuera del área que se estrelló con el larguero lo hizo temblar. A los veinte minutos sí acertó el chileno. Siqueira realizó el centro y el pequeño atacante le ganó el sitio a Catalá, que había entrado en el equipo por Túñez. La eliminatoria estaba igualada, y el cuadro vigués aún no había dado señales de vida.
La primera llegada viguesa se produjo a cinco minutos del descanso. Dani Abalo encaró a su defensa y buscó portería sin acierto. Hasta ahí, la mejor noticia era que los celestes aun habiendo perdido su ventaja tenían la semifinal igualada, y contaban aún con el as de no haber encajado en Balaídos. Precisamente a él pudieron agarrarse cuando Abalo marcó antes del intermedio pero la jugada había sido invalidada por una presunta falta de Aspas. Un detalle de los que puede decidir una clasificación y en el que el colegiado Lesma López fue extremadamente quisquilloso.
Herrera cambió de estrategia y abandonó la idea de los tres centrales. Sacrificó a Ortega para intentar ganar el centro del campo con Álex López. El primer susto tras el cambio se lo dio su propio portero. En una mala salida fuera del área, Yoel no acertó con la cabeza. Su fortuna fue que la pelota se marchó por la línea de fondo. El meta sacó entonces su genio. Con dos paradas salvó a su equipo. Primero en una estirada soberbia a un disparo de Collantes, y después en un remate a bocajarro de Íñigo López.
Tras este par de aciertos, apareció de nuevo el árbitro para equivocarse. No pitó un penalti de Mainz a Álex López, y a continuación sí vio otro de Catalá a Ighalo. Para suerte de los celestes, Dani Benítez lo tiró tan mal que se fue fuera.
El técnico celeste entendió que solo podía clasificarse si su equipo marcaba. Retiró a Garai y Abalo y devolvió los galones a Trashorras y De Lucas. El Celta fue otro muy distinto. Mandaba y daba sensación de peligro ante un rival que acusó mucho el desgaste. Aspas tuvo la mejor ocasión para cerrar el partido, pero la falló con todo a favor.
De aquí al final los vigueses fueron dueños del partido pero con poca presencia en el lugar de los goles. Trashorras la tuvo antes de la prórroga pero otra vez apareció la mano de Roberto. Más clara aún fue la de Orellana, que estrelló un puerta atrás con el palo. Para el Granada el balón de oxígeno se lo dio otro penalti. Esta vez por manos de Roberto Lago. Dani Benítez se empeñó en enmendar su desgracia pero solo logró aumentarla. Apareció la figura inmensa de Yoel.
El Celta era ahora el que debía evitar la tanda de penaltis. Álex López volvió a disponer de una clara pero antes del descanso de la prórroga, Trashorras lanzó una falta al travesaño. No se podía pedir más dramatismo, pero lo hubo. Lago fue expulsado en otra ayudita del árbitro. Con diez y una defensa tan desguarnecida el cuadro vigués estaba en peligro. Otra vez Trashorras se sacó de la chistera una genialidad que acabó en el palo. Nada evitó la lotería y en esta el boleto tuvo color granadino.
Goles: 1-0, min 20: Orellana.
Árbitro: Lesma López (Madrid). Expulsó a Lago y Aspas por doble amarilla. Amonestó a Abel Gómez, Íñigo L., Calvo, Ighalo, Dani Benítez, Nyom, Óscar Pérez, Bustos, Aspas, Michu, Mallo, De Lucas.
Incidencias: Lleno en el Nuevo Los Cármenes, unos dieciséis mil espectadores.
Roberto; Nyom, Mainz, Íñigo López, Siqueira (Rubén Parra min 71); Abel Gómez, Rico; Collantes (Carlos Calvo min 67), Orellana, Benítez; Ighalo (Óscar Pérez min 103).
Yoel; Hugo Mallo, Jonathan Vila, Sergio Ortega (Álex López min 46), Catalá, Roberto Lago; Abalo (Trashorras min 59), Bustos, Garai (De Lucas min 57), Michu; Aspas.