El Atlético representa un caso paradigmático. Gregorio Manzano tuvo que tragar saliva cuando un osado periodista le preguntó, durante su presentación como entrenador rojiblanco, si el hecho de ser representado por Manuel García Quilón resultó la clave de la operación. Este agente mantiene una excelente relación con Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del club. De su mano han vuelto al Manzanares Aguilera, director de la cantera, Caminero, director deportivo, Vizcaíno, segundo técnico, y hasta el Pipo Baraja, ayudante de Manzano.
El regreso del zaragocista Gabi, también regentado por Quilón, resulta sintomático. Cuando Manzano vivió su primera etapa como técnico colchonero, en la campaña 2003-04, apostó por el entonces internacional juvenil en detrimento de Movilla, ídolo de la hinchada. Al jienense le costó más de una crítica aquel gesto con la ahora nuevas esperanza rojiblanca. Filipe Luis y Mario Suárez también son de Quilón.