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«Mark, mantén la distancia»

mariluz ferreiro REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

11 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Uno suele ser esclavo de sus propias palabras. Incluso en el pantanoso mundo de la fórmula 1. Christian Horner, jefe de equipo de Red Bull, lanzó duras críticas en el 2010 contra Ferrari por obligar a Felipe Massa a ceder el paso a Fernando Alonso en Alemania. No solo recordaba que en aquella temporada esas acciones eran ilegales. Aludía a una especie de código interno de su equipo e izaba las banderas de la ética y la limpieza para asegurar que sus dos pilotos eran iguales en cuanto a oportunidades. Cuando tuvo en sus filas al campeón del mundo y podía oficializar su jerarquía, pidió que este tipo de maniobras volvieran a legalizarse. Ayer, en las dos últimas vueltas, Mark Webber se acercó peligrosamente a Sebastian Vettel. Y cuando el australiano amenazó con adelantar al alemán, su escudería lanzó un mensaje inequívoco por radio: «Mark, mantén la distancia». No es una traición a las reglas, pero sí a la supuesta filosofía de Red Bull.

Webber reconoció en sus declaraciones posteriores a la carrera que había ignorado «cuatro o cinco órdenes de equipo». Aseguró que intentó superar a su compañero. «No estoy de acuerdo con eso. Si Fernando Alonso abandona en la última vuelta estaríamos luchando por el triunfo. No hice caso al equipo porque quería tratar de conseguir la primera posición. Yo no iba a chocar con nadie, intentaba hacerlo lo mejor posible para superar al piloto que iba por delante», señaló.

Las explicaciones de Horner

Horner dijo que hablará en privado con Webber sobre su desobediencia. Explicó que no quería ver a sus pilotos en apuros en las últimas vueltas y justificó su decisión por el bien del equipo. Posiblemente ayer recordó el choque entre los dos Red Bull en el 2010, en el Gran Premio de Turquía.

Vettel dijo que «no hubo nada malo» en las maniobras de Webber y añadió que él también hubiera intentado adelantarlo si la situación fuera a la inversa. Pero los dos pilotos protagonizaron un frío saludo después de la prueba y en el podio, más que buscarse entre ellos, se dedicaron a duchar con champán a Alonso, el intruso.

Las reflexiones de Horner ya habían chocado con la realidad en este mismo escenario. En los entrenamientos del Gran Premio de Gran Bretaña, en el 2010, Red Bull estrenaba alerones delanteros. Disponía solo de dos y Vettel rompió el suyo. La solución, que el alemán utilizara el de Webber y este usara el antiguo. Pero el australiano ganó la carrera y se despachó por radio: «No está mal para el piloto número dos». Entonces ya debía mantener las distancias.