La Real marcó primero, tuvo momentos extraordinarios, grandes ocasiones, pero sus esfuerzos se estrellaron hasta en tres ocasiones en los palos.
25 sep 2011 . Actualizado a las 17:10 h.El Mallorca se alió con la suerte y los palos para derrotar 2-1 a la Real Sociedad, un triunfo que acaba con la racha adversa de tres derrotas seguidas y da un respiro al técnico danés Michael Laudrup, amenazado con la destitución si su equipo no sumaba los tres puntos.
La Real marcó primero, tuvo momentos extraordinarios, grandes ocasiones, pero sus esfuerzos se estrellaron hasta en tres ocasiones en los palos.
El conjunto balear apeló a la épica para sobreponerse al madrugador gol de Imanol Aguirretxe, y lo hizo sin escatimar esfuerzos, peleando por todos los balones, y sobre todo, sin acusar ese tremendo golpe psicológico que supuso la ventaja donostiarra en el marcador.
La Real mandaba en el campo, con el keniano Mariga y Xabi Prieto estelares en la zona ancha.
Suyo era el partido, que manejaba a su antojo en un campo donde se mascaba la tragedia con la perspectiva de una nueva derrota, la cuarta consecutiva, y que ponía en grave peligro la continuidad del técnico Michael Laudrup.
En estos parámetros se movía el partido cuando dos exfutbolistas del conjunto donostiarra, Emilio Nsue y Víctor Casadesús, crearon la jugada que acabaría con el gol del segundo (min. 19), aprovechando al máximo el primer despiste de la zaga visitante.
El tanto de Víctor obró el milagro de una catarsis colectiva en el Iberostar Estadi, porque el 1-1 no solo ponía punto final a una racha de tres partidos sin marcar un gol, sino que también insuflaba confianza a un equipo muy necesitado de autoestima, y a la grada, que volvió a creer en su equipo.
La suerte también se alió con el Mallorca en momentos claves del encuentro. En la primera jugada de la segunda parte, Xabi Prieto y el mexicano Carlos Vela estrellaron sendos lanzamientos en los palos. En el minuto 81, Agirretxe también remató al palo.
Del posible 1-2 se pasó tres minutos después al 2-1 con un golazo del uruguayo «Chori» Castro, que recuperó esa zurda prodigiosa para clavar el balón en la portería lejos del alcance del chileno Claudio Bravo.
El gol hizo crecer aún más al Mallorca, que con ventaja en el marcador tuvo minutos brillantes ante una Real que acusó el golpe y aunque su técnico Philippe Montanier buscó soluciones con la entrada de Antoine en el sitio de Vela, no volvió a manejar el partido como lo había hecho hasta entonces.
Los dos equipos tuvieron ocasiones en el tramo final. Los donostiarras pelearon hasta el final en busca del empate, pero a costa de dejar espacios en su defensa ante un adversario ya más preocupado de aguantar el resultado que de incrementar su renta.
La Real arrinconó al Mallorca en su campo en los instantes finales, pero los jugadores de Laudrup resistieron con coraje para asegurar un triunfo balsámico y que vale su peso en oro.