El equipo de LeBron James tiene el mejor balance de lo que va de temporada impulsado por su poderoso contraataque.
09 ene 2012 . Actualizado a las 09:12 h.Real Madrid y Miami Heat tienen algunas cosas en común, aunque nada lo hiciese sospechar. Muchos le pusieron al equipo de Florida la etiqueta de galácticos cuando la temporada pasada juntó a LeBron James y a Chris Bosh para hacer compañía a Dwyane Wade. El uniforme de los Heat es blanco en su primera equipación y rojo en la segunda (como el Madrid esta temporada). Y LeBron despierta unas simpatías similares a las de Cristiano Ronaldo en las aficiones rivales o ajenas a los equipos donde juegan. Pero a los Heat y al Madrid les une una línea casi genética: el contraataque.
El equipo de Eric Spoelstra ha arrancado la temporada con el mejor récord de la NBA (8-1) haciendo de la rapidez su principal baza. A diferencia del año pasado, Miami corre, y mucho. Tiene a los dos mejores aleros para hacerlo en Wade y en James. Ha doblado los puntos por partido que consigue al contragolpe respecto a la temporada 2010/2011, y es el que más tantos hace de esta forma en la Liga. Correr es producto de dominar el rebote defensivo (el segundo mejor de la NBA en ese aspecto) y le ayuda a ser el equipo más anotador de la NBA, con 7 puntos de diferencia respecto al segundo.
Los Heat, como el Madrid, agradecen correr. La primera experiencia del triángulo james, Wade y Bosh fracasó en la final de la NBA y en buena parte de los play offs porque su ataque estático era previsible y espeso. Miami carecía entonces, como ahora, de un base de postín, y Wade y James tendían a comerse el espacio para maniobrar. A pesar de la aparición del rookie Norris Cole, Miami sigue teniendo un vacío en el puesto de base. De ahí que Spoelstra incistase a los suyos a buscar el contragolpe como arma principal.
De la misma manera que el Real Madrid convierte un córner en contra en una clara ocasión de gol a favor, Miami vuela porque asegura el rebote como nadie y además es el tercer equipo que más balones roba. Ese paisaje permite a LeBron explotar sus espectaculares facultades físicas y liderar unos ataques que reportan a Miami más de 25 al contraataque (anoche, en la victoria sobre Washington, hicieron 34) y 26 a través de pérdidas del rival. La prensa estadounidense atribuye este cambo de filosofía a una visita de Spoelstra al técnico del equipo de fútbol americano de la universidad de su estado, Oregón, y el sistema de ataque del técnico Chip Kelly. Aunque pocos se acordarán del origen de esta inclinación al contraataque si no le da a Miami lo que busca: el anillo de la NBA.