El vestuario cataliza la destitución de Fabri, el técnico que devolvió al Granada a Primera
24 ene 2012 . Actualizado a las 11:43 h.Cuando restaban pocas semanas para terminar la Liga y después de una dolorosa derrota ante el Marbella, el presidente del Granada, Enrique Pina, llamó al técnico gallego Fabri González (Lugo, 1955) para hacerse cargo del equipo. Relevaba a Tomé, que había perdido la confianza de la directiva. Sus cometidos, convertirse en un revulsivo, enderezar el rumbo del grupo y lograr el ascenso a la Segunda. Ocho jornadas más tarde, seis mil personas inundaban las calles de la ciudad para celebrar que habían ascendido a Segunda. «¡Fabri, Fabri, Fabri!», coreaban los aficionados. Era el año 2010. Arrancaba la meteórica carrera de un fenómeno de masas en Granada, del hombre que consiguió en la siguiente temporada devolver al club a la Primera División. Para entonces, Fabri ya era un héroe.
Sin embargo, el esprint del entrenador gallego concluyó de forma repentina el pasado fin de semana cuando su equipo perdió frente al Espanyol, lo que dejaba al Granada al borde del descenso. En principio, una posición natural para un modesto entre los grandes. Por eso la decisión, vista desde fuera del entorno del club, extrañó. Era imposible que se basase solo en los resultados deportivos y, poco a poco, empezó a aflorar la mala relación entre Fabri y parte del vestuario como posibilidad para que se hubiese adoptado la medida. De hecho, en la anterior jornada, cuando sus futbolistas cayeron derrotados ante el Rayo Vallecano, el técnico acusó a varios jugadores de falta de actitud. Lo hizo de forma pública, en la rueda de prensa posterior al choque. De pronto, la fractura se transformó en abierta y ya nada la lograría cicatrizar.
«Una base fundamentada»
Ayer al mediodía, en su despedida del club, Fabri se refirió a esas palabras que le pudieron costar el puesto como preparador del conjunto andaluz. «No me arrepiento de nada», subrayó. «Aquellas críticas salieron del corazón y disponía de una base fundamentada para realizarlas», comentó. Ya por la tarde, en un chat en el Ideal.es de Granada, el técnico lucense recalcó que veía motivos suficientes para sancionar a algunos de los integrantes de la plantilla «por su falta de responsabilidad con el club». Pero la directiva dejó de lado al héroe y apostó por los futbolistas. Costumbres del fútbol.
De todos modos, Fabri, a quien la federación de peñas del club le ha otorgado un hueco para siempre en la historia de la entidad, no quiso hurgar en la herida y entonó un discurso inmaculado hacia la institución. «Le estoy eternamente agradecido por haberme dado esta oportunidad», recalcó el entrenador, quien también añadió: «He sido muy feliz en el equipo y he dedicado todas mis fuerzas para intentar que funcionara». Asimismo, expresó su deseo de que la llegada de otro técnico suponga un revulsivo como fue él en el pasado.
Abel Resino, el sustituto
El Granada hizo oficial la contratación de Abel Resino como sustituto de Fabri. El extrenador del Atlético de Madrid ya había coincidido con el presidente del club, Enrique Pina, en el Ciudad de Murcia, en la campaña 2005-06, cuando finalizó en cuarta posición de Segunda División, rozando el ascenso.