El campeón cierra su etapa en Moto 2 con una victoria tras salir el último
12 nov 2012 . Actualizado a las 14:11 h.A Marc Márquez aún le falta mucho para ser un piloto cerebral. Está en la edad de querer ganarlo todo, pese a haberlo ya ganado. Tenía el cetro en su mano, perfectamente agarrado, pero no se le ocurrió renunciar a los éxitos parciales. Quería ganar en Valencia. Aunque partiese el último por culpa de una sanción, esa que castigó su ímpetu de tirar a un compañero en una entrenamiento cuando el Mundial, su Mundial, ya estaba decidido. Era la última carrera de Márquez en Moto2, la categoría que conoció en el 2011 mordiendo asfalto con varias caídas consecutivas, y se va flotando en busca de nuevos retos, los más complicados, ante rivales sin fisuras. Era la última. Quería ganarla. Y lo hizo.
El joven piloto tenía a otros 32 por delante. No era una situación nueva para él. Ya lo había conseguido en ocasiones anteriores. Por ejemplo en Japón, cuando se quedó clavado en la parrilla y vio cómo todos le flanqueaban. Cayó hasta el puesto 29 pero ganó aquella carrera de Motegi. También voló en Australia, de nuevo sancionado. Salió último pero remontó 35 posiciones para acabar tercero. O en Portugal, en este caso en 125c.c., donde fue capaz de vencer pese a salir desde el final.
Pero ayer tenía un obstáculo más. La lluvia que visitó el Levante este fin de semana hacía la carrera especialmente peligrosa. Cada adelantamiento era una lotería que él debía multiplicar por 32. Pero comenzó como una exhalación. Superada la primera curva ya había dado cuenta de doce pilotos. Su ritmo era endiablado y en el primer paso por la línea de meta Marc Márquez, que partía del puesto 33, era undécimo. Por delante, Nico Terol lideraba la prueba arrastrando a Pol Espargaró, Corsi y Simón. Durante las siguientes vueltas, Márquez se lo tomó con más calma para no caer ante las maniobras de Kallio, Rea o Aegarter, a quien llegó a sacar de la pista para superarlo. De nuevo el catalán volcaba su lado más agresivo. De este modo se colocó en tercera posición, aunque bastante alejado de los dos primeros, especialmente de Julio Simón, que le sacaba nueve segundos a ocho vueltas para el final.
Un podio de Márquez habría sido lo más aplaudido ayer desde las gradas del Ricardo Tormo. Así lo veía también Emilio Alzamora desde el box, enviando mensajes de calma a su pupilo, ya campeón. Pero Márquez quería más. Poco tardó en superar a Nico Terol para irse a por Simón reduciendo más de un segundo por vuelta. Y lo adelantó donde más placer podía lograr para rematar su faena, en la primera frenada de la última vuelta para degustar esos últimos kilómetros con un público volcado. En esa último giro Márquez se despedía de la afición, de sus éxitos en Moto2, y enviaba un mensaje a sus próximos rivales de la máxima cilindrada, ocupando el puesto que deja vacante en Honda el australiano Casey Stoner. Al igual que ayer en Cheste, Marc va a por todas.
«Aunque me cayera»
«Me lo estaba pasando en grande, pilotando rápido y derrapando y decidí intentar llegar delante aunque me costara una caída», confesó Márquez al final de la carrera. No buscaba puntos. Buscaba una nueva gesta en un día simbólico para él. Y lo consiguió. «Los pilotos que tenía delante estaban muy lejos, pero sabía que iba tercero y la verdad es que si el campeonato hubiese estado en juego me habría quedado allí, pero he querido ver qué pasaba y ver si había suerte, así que he ido al límite».
«Ha sido una carrera muy buena, en la que me he sorprendido a mí mismo, pues al ver que llovía en los entrenamientos libres he tenido dudas ya que en estas condiciones me cuesta algo más adelantar, pero me alegro de que Simón y Terol hayan estado en el podio, porque han trabajado mucho esta temporada y lo merecen», comentó el campeón del mundo de Moto2.