El capitán español de la Copa Davis deberá mediar y convencer a los jugadores de que se comprometan con el equipo
19 nov 2012 . Actualizado a las 17:47 h.La derrota del equipo español de Copa Davis en la final número cien de esta competición en Praga, abre un interrogante en el futuro del equipo que capitanea Álex Corretja, que aunque no quiere hablar de transición sabe que tendrá trabajar de nuevo muy duro para recomponer la moral, maltrecha al ceder en el O2 Arena.
«Sí, sí», dijo lacónicamente un saturado David Ferrer, al referirse a su compromiso con el equipo en el 2013, después de haberse exhibido contra Tomas Berdych en un partido que el propio Álex calificó como el mejor que había visto en su vida.
Ferrer, con 76 victorias este año en 91 partidos, ha acabado saturado de tenis, deseando salir de vacaciones con su novia Marta hacia Estambul, y olvidar la raqueta durante un tiempo. Incluso medita cancelar una exhibición con el suizo Roger Federer en Brasil, para centrarse en sus compromisos oficiales en Doha y Auckland, donde defiende título, y luego en el Abierto de Australia.
Con el regreso de Rafael Nadal todavía pendiente de confirmar, el duelo contra Canadá, del 1 al 3 de febrero en el primer cruce de la Davis del 2013, contra un equipo formado por Milos Raonic, Frank Dancevic, Daniel Nestor y Vasek Pospisil obligará a Álex Corretja y a su ayudante José María Arenas, a volver a utilizar sus dotes de mediación y sus recursos convincentes, para que Ferrer, siempre comprometido con el equipo, confirme ese sí dado en Praga.
«Esta derrota hay que olvidarla mañana y pensar en febrero en la eliminatoria que tenemos, de las más duras de la primera ronda, y tomárselo en serio, porque vamos a sufrir mucho», dijo sobre la próxima temporada.
La historia puede repetirse de nuevo. En el 2011 tras ganar a Argentina en Sevilla, tanto Nadal como Ferrer, plantearon que el equipo debía sufrir una renovación, y prácticamente renunciaron a jugar más. Nadal mantuvo su postura, aunque también las lesiones influyeron en su caso. En el de David, Álex tocó su fibra sensible y le convenció durante su estancia en Melbourne.
De esta forma eludió entonces Corretja la palabra transición, que no le gusta demasiado. «No me sirve lo de la transición con la cantidad y la calidad de los jugadores que tenemos, por eso me da pena esta derrota. Este equipo tiene que salir a ganar siempre. Podemos ganar en todo el mundo, hay otros que juegan muy bien, pero nosotros también en cualquier superficie y en cualquier condición. Yo me lo creo y mi trabajo es hacérselo creer a mis jugadores», dijo en la despedida de Praga.
Ante esta perspectiva, Corretja parece tener claro cuál es de nuevo su tarea. «La prioridad es tener siempre al máximo de jugadores disponibles, y eso incluye a Nadal, Verdasco, Marrero, Andujar y los cuatro que están aquí. Cuantos más mejor. Luego los capitanes decidiremos lo que sea mejor para el equipo, depende de los rivales y de la superficie», añadió.
Algo bueno tiene el equipo español, un doble que aunque solo tiene una victoria y tres derrotas en Copa Davis, poco a poco ha ido adquiriendo solidez, ratificada con el título de dobles en el Másters de dobles.
Queda para Corretja el tema de Almagro. En Praga confió en él porque no podía echarse atrás después de que el murciano se había ganado a pulso su comparecencia en la final con cinco victorias seguidas en la Davis y su décimo puesto del mundo. Pero en el O2 Nico cayó ante Berdych, algo dentro de lo admisible, y cedió ante el 37 del mundo, de cerca de 34 años, que llevaba ya dos días seguidos jugando, y seis horas y 17 minutos acumulados en sus piernas antes de ganar el último partido.
«Las vacaciones en casa, a disfrutar con mis sobrinos, y a recuperarme del hombro y de la rodilla, que parezco un cromo, y no se ni dónde comenzaré la temporada», dijo Almagro en los pasillos del O2, aún meditando una dura derrota, de la que quiere sacar una lectura positiva, o una lección para el futuro.