Diego López, el santo de Paradela

a. bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

El portero gallego se reivindica en la colosal misión de sustituir a Casillas en la portería del Madrid

02 may 2013 . Actualizado a las 12:01 h.

Si al Real Madrid se le habilitó el martes el camino hacia la épica durante el último suspiro de la semifinal ante el Borussia, fue gracias a un prodigioso guante de Diego López (Paradela, Lugo, 1981). El portero gallego ejecutó una brillante estirada para salvar con su mano izquierda un disparo a quemarropa de Gundogan. La parada significó oxígeno para el Bernabéu, que con la jugada intensificó su aliento sobre los futbolistas. A partir de entonces, el conjunto de Mourinho comenzó a creer.

Pero la extraordinaria intervención de Diego López frente al bloque alemán fue solo un pequeño ejemplo del deslumbrante trabajo que está llevando a cabo en una de las empresas más colosales que hoy le pueden encomendar a un guardameta: sustituir a Íker Casillas. Para muchos, el mejor del mundo en esa posición. El lucense, sin embargo, no se ha arrugado y ha crecido en esa misión superlativa desde la serenidad, la que tal vez sea su cualidad más sobresaliente.

El ostracismo en el Sevilla

Probablemente lo que más sorprende del éxito reciente de Diego López es que antes de volver a fichar por el equipo de Chamartín en el mercado de invierno atravesaba por uno de los momentos más delicados de su carrera deportiva. Tras el descenso del Villarreal, había llegado al Sevilla como uno de los refuerzos estelares. Pero Míchel se decantó por un veterano como Palop para defender la portería de Nervión. De pronto, Diego López, internacional con España, había sido relegado al ostracismo.

Pero a finales del año pasado comenzaron los desencuentros entre Mourinho y Casillas, que desembocaron en la suplencia del portero madrileño. El técnico portugués recurrió a Adán para reemplazar a una de las figuras de su plantilla, a uno de los pesos pesados del vestuario. Un toque de atención a la plantilla, más que una decisión técnica. Pero la falta de empaque de Adán y la posterior lesión en una mano del capitán blanco obligaron al club a buscar una alternativa en el mercado de invierno.

En ese momento surgió el nombre de un viejo conocido de la entidad, un hombre que se había formado en las categorías inferiores del Real Madrid y que había acabado enamorando a Fabio Capello. Diego López regresó a su casa y ahora Chamartín tiene un nuevo santo, pero este es de Paradela.