Su carrera está marcada por comportamientos polémicos y salidas de tono
29 dic 2013 . Actualizado a las 20:10 h.Nadie duda del talento futbolístico del francés Nicolas Anelka, pero su tendencia a la autodestrucción, con comportamientos polémicos y salidas de tono, ha marcado la carrera de este trotamundos, un «enfant terrible» del fútbol.
Pese a sus ya 34 años y una dilatada carrera deportiva, el instinto de rebeldía aún anida en Anelka, que el sábado festejó un gol con un gesto que muchos en Francia consideran antisemita.
Tras marcar el sábado el primero de sus dos goles con su equipo, el West Bromwich Albion contra el West Ham (3-3), Anelka realizó un gesto que en Francia se conoce como «quenelle»: estirar un brazo en dirección al suelo y cruzar el otro sobre el pecho.
Algunas asociaciones en Francia consideran que este gesto es antisemita puesto que su creador y difusor es el humorista Dieudonné, condenado en varias ocasiones en Francia por su negación del Holocausto y sus ataques a los judíos e Israel y reconocido amigo del futbolista.
Otros, en cambio, aseguran que se trata de un gesto antisistema.
El propio Anelka admitió en Twitter que hizo el gesto en honor a su «amigo» Dieudonné, después de que el ministro del Interior Manuel Valls declarase hace unos días que la intención del gobierno socialista francés es impedir el nuevo espectáculo del humorista.
A la espera de que pueda o no ser sancionado por la Federación Inglesa, que este domingo anunció la apertura de un expediente, tanto Anelka como su club se apresuraron a negar que el gesto sea antisemita.
La ministra de Deportes francesa, Valérie Fourneyron calificó en cambio el gesto de «provocación repugnante» y el Congreso Judío Europeo exigió el sábado una sanción para el jugador.
Es el último episodio de una carrera llena de polémicas.
Anelka fue sancionado con 18 partidos de sanción por la Federación Francesa de Fútbol (FFF) por haber insultado supuestamente al seleccionador Raymond Domenech durante un partido del Mundial de Sudáfrica-2010, en lo que hasta ahora era el capítulo más bochornoso de su carrera.
En el descanso del partido que enfrentó a Francia contra México (2-0 a favor de los americanos), Anelka dijo a su entrenador tras ser sustituido, según publicó el diario L'Equipe: «Que te den por el culo, sucio hijo de puta».
Aquello dio pie a uno de los episodios mas vergonzosos del fútbol francés. La FFF, tras criticar no la actitud del jugador, sino la existencia de un topo en el vestuario que filtró a la prensa lo sucedido, expulsó al jugador por la presión mediática y popular.
Tras esa decisión, los jugadores se negaron a entrenarse en apoyo a su compañero, lo que incrementó aún más las críticas en Francia hacia los jugadores.
Aquel episodio no pudo acabar de otra forma que con la tempranera eliminación de los galos en la primera fase del mundial, a pesar de que Anelka negó las palabras publicadas por L'Equipe y demandó al diario por difamación.
La carrera de Anelka comenzó de manera fulgurante en el Arsenal inglés, adonde llegó con apenas 18 años procedente del París SG.
Bien llevado por su compatriota Arsene Wenger, el delantero fue uno de los artífices del doblete de 1998.
Ese éxito le llevó a fichar por el Real Madrid por 33 millones de euros, donde sólo jugó una temporada en la que tuvo muchos problemas con la prensa, la afición y sus compañeros, pero fue decisivo en las semifinales de la Liga de Campeones, con un gol tanto en la ida como en la vuelta ante el Bayern de Múnich, claves en la consecución de la octava Copa de Europa para el club blanco.
Pese a ello, Anelka abandonó el Real Madrid al verano siguiente y comenzó un periplo que le ha llevado a jugar en otros nueve clubes en los últimos 13 años.
Pese a estar en algunos de los equipos más destacados de Europa, como el París SG (en una segunda etapa tras abandonar el Real Madrid), el Liverpool, el Chelsea y la Juventus, en muchos de ellos ha salido por la puerta de atrás y ni siquiera completó una temporada entera.
Una mezcla de arrogancia, apatía y rebeldía le ha llevado a tener muchos problemas con la mayoría de técnicos que le han entrenado, especialmente con los seleccionadores franceses, al punto que Anelka anunció en dos ocasiones, en 2003 y 2004, su retirada como internacional.
Tras marchar al fútbol chino en 2012, Anelka volvió meses después a la Juventus, donde apenas jugó en el tramo final de la pasada temporada.
El pasado verano, fichó por el West Bromwich, un equipo de Inglaterra, quizá el único país donde, al menos hasta el sábado, supieron entender el incorregible carácter de Anelka.