La contrarreloj en Lyon y la ascensión a la presa suiza de Emosson testan a los grandes candidatos
07 jun 2014 . Actualizado a las 23:38 h.Alberto Contador y el británico Chris Froome se medirán en los Alpes, con el Tour de Francia en mente, con motivo del Criterium del Dauphiné Liberé que comienza este domingo con una contrarreloj individual de 10,4 kilómetros en Lyon. En su última gran carrera antes de la ronda gala, que comienza a principios de julio, los dos vencedores del Tour (Froome en el 2013 y Contador en el 2007 y el 2009) se enfrentan en un terreno montañoso.
Previsiblemente, el momento cumbre de su duelo será al final de la séptima y penúltima etapa, en la subida al Forclaz y la ascensión final a la presa suiza de Emosson, muy cerca de la frontera con Francia. Froome, que no ha vuelto a correr desde su éxito a principios de mayo en la Vuelta a Romandía, y Contador, que tampoco compite desde su victoria en la Vuelta al País Vasco a mediados de abril, han dedicado el mes de mayo a entrenar. Igual que el tercer gallo de la Dauphiné, el italiano Vicenzo Nibali que ha planificado su temporada sólo pensando en el Tour.
Los tres utilizarán la Dauphiné como una prueba final de cara a julio, un examen que superaron con nota los dos últimos ganadores de la Grande Boucle. El año pasado, Froome imitó a su compatriota Bradley Wiggins (vencedor del Tour en el 2012) y asumió el papel de gran favorito tras una victoria en las pendientes alpinas de la Dauphiné.
En Lyon, Froome se presenta en las mejores condiciones. Tras superar sus problemas de salud a principios de temporada, su equipo, el Sky, se ha entregado a él y ha descartado a Wiggins, el otro líder de la formación, para el Tour. Todo lo contrario que el australiano Richie Porte, segundo el año pasado en la Dauphiné, y que este año repite al lado de su jefe de filas.
También Contador llega con buenas sensaciones. El español, al que Froome derrotó el año pasado en la montaña, ha recuperado la alegría que le caracterizaba antes de su suspensión (febrero-agosto del 2012). «Está perfilando su estado físico. La Dauphiné es una carrera difícil, perfecta para preparar el Tour», opina su director deportivo, Philippe Mauduit.
La presencia de estos grandes aspirantes permitirá a los otros candidatos a la general probarse. El estadounidense Tejay Van Garderen, que afirma que quiere «poner a prueba» sus «limitaciones», su compatriota Andrew Talansky y el polaco Michal Kwiatkowski encarnan la nueva generación. Mientras todos estos están pensando en Francia, otros vienen de terminar el Giro de Italia. Ciclistas como el holandés Wilco Kelderman (séptimo en el Giro) o el canadiense Ryder Hesjedal (noveno) corren el riesgo de acusar el cansancio.
El segundo día, la llegada al Col de Beal, en el Macizo Central, debería empezar a mostrar cómo llegan todos de fuerzas. Los siguientes días estarán llenos de frecuentes obstáculos, que dejarán poco espacio para los escasos sprinters presentes en el pelotón de 21 equipos como el francés Arnaud Demare, el italiano Giacomo Nizzolo, el noruego Thor Hushovd, el sudafricano Daryl Impey, el belga Gianni Meersman o el francés Julian Alaphilippe.