La pontevedresa Tamara Echegoyen y los hermanos Paz certifican en Santander que sus aspiraciones olímpicas van por el mejor camino
22 sep 2014 . Actualizado a las 15:13 h.Era para todos la gran reválida, el momento de conocer si todo el trabajo realizado en este último esprint de dos años [acumulado a su notable experiencia anterior] iba en la dirección correcta. El Mundial de Clases Olímpicas que ayer terminó en la bahía de Santander debía aclarar o emborronar las aspiraciones de la vela española para Río de Janeiro. Y en esta prueba de fuego, Galicia, con dos embarcaciones entre los diez primeros del planeta en sus respectivas clases, ha demostrado que sigue en la élite, que si nada se tuerce estará representada en Brasil en el verano del 2016. Para otros deportistas, el campeonato ha servido para ganar experiencia y empezar a cimentar los pilares de éxitos futuros. El balance, alentador.
El apetito del oro
Sin miedo al pasado
Si alguien ha demostrado que es capaz de reinventarse, que tiene el mismo apetito o más que cuando se colgó el oro en Londres 2012, esa es la pontevedresa Támara Echegoyen. Tan solo dos años después de que se disolviese la clase Elliot en la que competía junto a la coruñesa Sofía Toro y la asturiana Ángela Pumariega, Echegoyen ha regresado a la cima de la vela mundial en la 49er FX. En esta ocasión, su compañera de embarcación es la cántabra Berta Betanzos. Ambas cerraron ayer de forma sobresaliente el Mundial. Con la plaza olímpica para España ya asegurada, firmaron un quinto puesto en la Medal Race, en la que competían solo los diez mejores barcos, y se quedaron octavas en la general.
Su rendimiento, de todos modos, no fue una sorpresa. En las últimas pruebas internacionales venían anunciando que ya estaban preparadas para tutear a la nobleza. Un oro en la prestigiosa Kieler Woche puso en guardia a la flota. «El objetivo está cumplido. Hemos logrado la plaza de país y además, con el octavo puesto, logramos también cumplir el objetivo fijado para obtener la beca ADO, por lo que estamos muy contentas y satisfechas por todo ello y por el buen resultado final. Sabemos que con trabajo y sacrificio podemos llegar a donde queramos y ahora solo queda continuar evolucionando y mejorando para la temporada que viene», resumía ayer la patrona gallega, a quien no le pesa el pasado, la responsabilidad de saber que fue número uno.
Experiencia y talento
Impasibles ante el desaliento
Sin duda, una de las noticias más positivas que ha liberado el Mundial de Santander es el resultado que han conseguido los hermanos Carlos y Antón Paz (quien también sabe lo que es que el oro olímpico, lo logró en el 2008, junto a Fernando Echávarri, en la clase Tornado). Los arousanos, que jamás han bajado los brazos, pese a contar en muchas ocasiones con menos medios que sus contrincantes, han demostrado que experiencia y talento les sobra para aproximarse al podio en Brasil dentro de dos años. Ayer concluyeron en la octava posición de la Medal Race, lo que les valió para ser décimos en la clasificación general. El director de preparación olímpica de la vela española para Río 2016, el mallorquín Toni Ripoll, destacaba ayer el elevado nivel de esta tripulación que también logró la plaza olímpica para el país en Santander.
Juventud y futuro
Un proyecto a largo plazo
Para las coruñesas Sofía Toro y Laura Sarasola, que llevan casi un año trabajando en la clase 470, el Mundial ha servido para coger experiencia, para empaparse de regatear al lado de las mejores. Su juventud garantiza que el proyecto puede tener largo recorrido.