A punto de cumplir los 40, el ferrolano, que ganó la Liga y vivió la «final four» con el TAU, regresa a la pista para jugar por placer y sin cobrar en el Narón de la EBA
04 mar 2015 . Actualizado a las 11:30 h.Aunque descubrió algo tarde el baloncesto, ya adolescente, Lucho Fernández (Ferrol, agosto de 1975) hace dos décadas que empezó a jugar en serio. Así que ahora se permite diez partidos de propina solo por placer, sin cobrar, como el resto de la plantilla del Narón. Disfruta de una especie de bola extra del petaco, una prórroga con otra perspectiva. «Hasta la semana pasada, seguía entrenando por estar bien físicamente, pero al final me decidí a volver para echar una mano, tras consultarlo con mi mujer», explica el jugador, de 202 centímetros. Esa estatura, su versatilidad y su honesto encaje en cualquier vestuario como uno de los seleccionables españoles le llevaron al TAU que en el 2008 ganó la ACB y disputó la Euroliga, la cumbre de una rica carrera con paradas en Los Barrios, La Palma, Bilbao, Calpe, León, Lugo y Ourense.
«Ahora viviré el baloncesto desde una perspectiva diferente, para ayudar a los jóvenes e intentar ganar, pero sin presión», explica Fernández, que militó en el Marín el curso pasado y llevaba tres meses entrenando un par de días a la semana con el Narón. Su vida seguía plenamente ligada a la canasta, pues comparte una empresa de representación y organización de eventos deportivos con su expreparador Armando Otero y se encuentra en la última fase para conseguir el título de entrenador superior de baloncesto.
«Ahora mismo me falta muchísimo, me veo sin ritmo corriendo detrás de los demás, algo lógico después de tanto tiempo sin competir», matiza tras su debut del sábado pasado, con 15 puntos en 27 minutos en pista. Las ganas de sentir de nuevo ese cosquilleo de un partido, de finales apretados como el que salió cruz el sábado pasado ante el Queso Zamorano, le animaron a volver a jugar. Comparte vestuario con algún crío que, por edad, bien podría ser su hijo, aunque en la categoría también compite algún que otro jugador que ha rebasado los 40.
«Un fichaje ideal»
«Para nosotros es un fichaje ideal porque puede jugar de 3 o de 4, sirve de referencia para los chavales de la base del club y tiene conocimientos porque está sacando el título de entrenador», razona Suso Varela, técnico del Narón, que no renuncia a pelear por el ascenso a LEB Plata ahora que tiene un experto en subir de categoría, con hasta cinco experiencias de ese tipo. Mientras, el Ferrol CB, heredero del club donde se formó Lucho Fernández, es penúltimo de la misma categoría, la cuarta del baloncesto español. «Me da pena verlo ahí por todo lo que fue el baloncesto en esta ciudad. Que ahora salgan jugadores de su cantera parece complicado», lamenta.