Mientras los jugadores disfrutan de dos días de descanso, el madridismo reprocha actitudes como las de Isco, Ramos o Arbeloa en Gran Canaria
15 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Mientras la plantilla del Real Madrid disfruta de dos días de descanso, Zinedine Zidane reflexiona junto a su staff sobre lo ocurrido en el campo del Las Palmas, que, según dijo el técnico francés, le dejó «preocupado». «Así no vamos a ninguna parte; me molesta nuestro juego, perdimos una cantidad de balones alucinante y no porque pensáramos en la Champions», resumió con su gesto más serio y el discurso más rotundo desde que aterrizó al frente del primer equipo del club blanco, a principios de año.
Transcurridos ya 11 partidos de Liga y dos de Champions, el efecto Zizou comienza a evaporarse. Ya anticipó en la previa del choque ante el equipo de Quique Setién que no sabe si estará la próxima temporada. Se daba por hecho que sería el mánager general del club, con plenos poderes para decidir altas y bajas, pero Zidane sabe que Florentino Pérez hoy piensa de una forma y mañana puede cambiar en función de los resultados y, sobre todo, de la atmósfera que perciba en los partidos del Bernabéu.
De los mimos a las críticas
Zizou asume que la Liga se le puede hacer larguísima, con todavía nueve jornadas por delante y una visita al Camp Nou, y que el sueño de la undécima es una quimera con este nivel de juego, de actitud y de personalidad. De los mimos y las manifestaciones positivas y motivadoras para arengar a su tropa, el francés ha pasado a la crítica más reveladora. Habló sin ambages un día en el que ganó el Real Madrid. No desvió la atención o miró hacia otro lado, a diferencia de lo que sí hizo algún futbolista, como Arbeloa, que disfrutó de sus primeros minutos con Zidane y se fue discutiendo en el descanso al vestuario con Cristiano Ronaldo. «Pasamos apuros y quizá algunos compañeros acusaron el esfuerzo de la Champions, pero no es cierto que no tengamos ambición. Fuimos al máximo a por la victoria y la conseguimos», subrayó el defensa salmantino. No sintió que el Real Madrid hubiera perdido la posesión, que completase la segunda parte peor de la temporada y que, una vez más, Keylor Navas fuese el salvador de su equipo, que ganó por dos cabezazos de Ramos y Casemiro en sendos saques de esquina.
Hay tres episodios puntuales ocurridos en Gran Canaria que demuestran la situación convulsa del Real Madrid. El primero, la actitud de Isco. Reclamado por buena parte de la crítica, apenas intervino ante los amarillos. Su participación en ataque fue intrascendente y apenas defendió. A la hora de juego le reemplazó Kovacic y volvió a protagonizar un momento polémico al llegar al banquillo, cuando tiró el abrigo que le dio uno de los utilleros, lanzó una botella de agua y se quitó con rabia las espinilleras mientras pisaba uno de los asientos.
Otros signo de la falta de concentración lo puso de manifestó Kovacic cuando convirtió una falta a favor en el regalo del gol del empate provisional de Las Palmas, a cuatro minutos del final. Y el tercero, obra de un veterano como Sergio Ramos, que acabó expulsado por dos acciones evitables. Causa baja para el choque del próximo fin de semana ante el Sevilla, al igual que Pepe.
Danilo, James y Kroos
Sintomático que Zidane dejara fuera de la lista a Danilo, James y Kroos. Lejos de ser el refuerzo de lujo que se suponía, el alemán cada día está más discutido, seguramente porque no juega en su puesto. Paradójico que en Las Palmas fuesen titulares Lucas Vázquez y Casemiro, dos de los protegidos por Benítez. Pero con unos o con otros, el Madrid no da la talla, aunque jugadores como Lucas se hayan reivindicado.
La duda es saber si el Real Madrid ha tocado fondo, porque a peor ya no lo puede hacer, o ha alcanzado su techo, si se interpreta que esta plantilla ya está amortizada y no da más de sí, por lo que el problema no estaría en Benítez, como antes no estaba en Ancelotti. Zidane medita en su libranza.