El nuevo reto de Michael

Antonio Rivas EL EXPERTO

DEPORTES

MARTIN BUREAU afp

09 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Probablemente la participación en el relevo 4x100 libres haya sido la opción ideal para la versión 2016 del mejor nadador de la historia. Poder compartir una victoria como esta, con cuatro postas de relevo fabulosas supone una dosis de energía e ilusión y deja en un segundo plano cualquier otra imagen poco interesante de Michael Phelps.

Para alguien que acaba de conseguir su vigésimo tercera medalla, el reto solo puede consistir en estar a una altura próxima a la que exhibió en sus mejores citas. Esto es tremendamente difícil. Él lo sabe. Sabe que tiene poco o nada que ganar y mucho que perder. Sin embargo está en Río. Estas decisiones también caracterizan a un deportista y Phelps parece querer estar al nivel al que nos tiene acostumbrados al menos en lo que a actitud se refiere. Seguramente alguno de estos argumentos han tenido que ver en la decisión de su inclusión en el relevo.

No me atrevo a decir si ha sido su experiencia, las ganas de vencer o quizá algo de nerviosismo, pero el inicio de la trayectoria de Michael Phelps en estos juegos es la espectacular salida con tan solo 8 centésimas de tiempo de reacción (el resto de los participantes han oscilado alrededor de 30). A partir de aquí toda una exhibición: Fase subacuática con la firma de Michael y 35 metros de estilo libre potente sin frecuencias excesivas y sólidos apoyos.

Tras permitirse el lujo de no llegar a la pared de los 50 en primer lugar, ejecuta una de las maniobras que lo hicieron peculiar ya en las Olimpiadas de Atenas y que puso de moda hasta la actualidad: su salida de viraje. Más de doce metros de nado subacuático con patada de mariposa a la velocidad del rayo le permiten recuperar el liderato de la prueba con soltura y poner medio cuerpo de ventaja. Esta se incrementa en los últimos 35 metros y consigue separarse un cuerpo de su perseguidor para que el siguiente relevista francés (un tal Manaudou...) se vea obligado a iniciar su posta con un segundo de desventaja.

Sin duda, el resultado no deja lugar a dudas: 47 segundos y 12 centésimas, el cuarto mejor 100 de toda la final. Ahora comienza el verdadero reto de Michael Phelps.

Antonio Rivas es profesor de INEF y entrenador de natación y triatlón