«Si fuera empresario, me gustaría verme identificado con un club como el Uni», asegura el técnico del Star Center Uni Ferrol
16 oct 2017 . Actualizado a las 16:44 h.Es uno de los entrenadores de moda. Lino López Amado (Ferrol, 41 años) cumple su séptima temporada en el Star Center Uni Ferrol, la cuarta consecutiva en la máxima categoría nacional, donde llegó al tercer puesto en la última campaña. Además, también ha ejercido de entrenador ayudante en las selecciones españolas sub-17 y sub-18.
-Antes de esta temporada ha pasado otro verano ocupado...
-¡Felizmente ocupado! Siempre es una alegría que la federación te llame para participar con selecciones de categorías inferiores y tener un verano ajetreado.
-Para completar el equipo, ¿cuántas horas de vídeo de scouting habrá visto?
-De jugadoras, millones de horas. Es incalculable, porque es mucho tiempo el que se dedica a saber qué perfiles estás buscando, dentro de un presupuesto, además, muy limitado. Ahora queda el scouting de partidos, de rivales y también el propio, para poder crecer cada día.
-Muchas veces ha dicho que el Uni busca buenas jugadoras, pero también buenas personas.
-Es importante. Si dentro del grupo tienes a una jugadora que es egoísta, que no es buena compañera, eso va a perjudicar mucho. En un ambiente familiar como el que tenemos, donde todas se exigen al máximo, no puede haber una jugadora que no cumpla el perfil que queremos, porque podría romper la dinámica. La filosofía hasta ahora nos ha ido bien: todos somos antes personas que jugadores.
-Este año volvieron a fichar a una estadounidense, Alexis Prince. ¿La vio en directo antes de traerla para Ferrol?
-No. Ojalá tuviéramos presupuesto para conocerlas en persona y verlas allí, pero no se puede. Por eso, hablas con entrenadores de Estados Unidos, pides informes, te envían vídeos... Captamos toda la información posible desde la distancia. Hay veces que eso no llega porque no conoces el día a día, pero al menos hasta ahora no hemos fallado.
-¿Un entrenador también prepara su faceta?
-Sí, sí. Te preparas de mil formas: viendo partidos, viendo entrenamientos, con el análisis propio de tus errores... Y después hay otra cosa, que es que con las jugadoras se mejora mucho: siempre te enseñan y sacas conceptos nuevos gracias a ellas. Cada día es un aprendizaje.
-Su juego está lleno de esquemas. ¿Cuando llega a casa de noche también piensa en ellos?
-Sí [sonríe]. La verdad, creo que es difícil que el entrenador desconecte durante mucho tiempo. Intento hacer actividades de ocio y tiempo libre para distraerme, pero muchas veces cuando estoy en casa le estoy dándole vueltas continuamente a todo.
-¿Hay algún día en el que le apetezca saltar a la cancha?
-La verdad es que no [ríe]. En los últimos años de jugador tuve bastantes lesiones y eso era un hándicap grande porque lo arrastras todo el año. Sí que es cierto que cuando me retiré pensaba que podía jugar algún tiempo más, pero las circunstancias fueron las que fueron y ahora mismo soy muy feliz como entrenador.
-Guardará muchos recuerdos de su etapa como jugador...
-Al final de lo que más te acuerdas es de los compañeros, las amistades y las experiencias vividas, por encima de los ascensos, los títulos o los descensos. Siempre le digo a las jugadoras que es importante pasar por el baloncesto y no que el baloncesto pase por ti.
-¿Y cómo ve el estado del baloncesto femenino en España?
-No se valora. Lo vemos con la selección española absoluta, campeona de Europa; con los logros de las categorías inferiores o con el hecho de que un equipo represente a Ferrol por toda España y quede tercero en la liga. Creo que cualquier patrocinador que hubiese venido al último play off y hubiese visto el ambiente que se generó, el trabajo de las jugadoras... se habría quedado asombrado. Si yo fuera empresario me gustaría verme identificado con un club así. Muchas veces las horas de dedicación de las mujeres no equivalen a sus sueldos. Trabajan muy por encima del rendimiento. Ojalá cambie.
-En el club tiene de presidente a un loco del baloncesto femenino, como Leopoldo Ibáñez...
-Siempre lo digo: si Leopoldo no estuviera aquí, no existiría el baloncesto de élite ahora mismo en Ferrol. Tiene un mérito increíble, que no se valora en su justa medida. Su implicación es máxima: pasa horas sin dormir, trabajando para conseguir un euro.
De cerca
-¿Un jugador que le haya marcado?
-Me gustaba mucho como lideraba Magic Johnson a los Lakers, siempre con una sonrisa y asistiendo al equipo. Él decía que una asistencia hace felices a dos jugadores.
-¿Y de la ACB?
-Juan Carlos Navarro. Tuve la suerte de verlo en muchos partidos en directo a pie de pista cuando jugué en Cornellá y era aun más espectacular que por la televisión. Daba la sensación de que podía anotar cuando quisiera.
-¿Un equipo de la NBA?
-Siempre fui de los Lakers por Magic, aunque reconozco que los Bulls de Jordan hacían que pasase muchas noches sin dormir.
-¿Y de la ACB?
-No tengo uno favorito, pero me gusta mucho el Obradoiro, por su gran cuerpo técnico y por el juego que realizan.
-¿Su cancha favorita en España?
-Creo que a todos nos gusta jugar en la cancha del Perfumerías Avenida [Würzburg] porque se genera un gran ambiente y siempre hay mucha afición. Eso sí, nuestra pista, el pabellón de Esteiro, se está abriendo hueco. Tenemos a una de las mejores aficiones y cada día crece.
-¿Y una en la que le gustaría entrenar?
-Me gusta entrenar en Esteiro. Me siento muy valorado, arropado y trabajando con mucha libertad, con un grupo de jugadoras y un cuerpo técnico volcado, que cree en lo que hacemos.
-Por último, ¿se queda con el traje o con el chándal?
-Para dirigir los partidos, prefiero el traje.