La sede elegida para la celebración del Mundial de atletismo choca con el excelente nivel de los deportistas
11 oct 2019 . Actualizado a las 13:55 h.Mucho calor, convirtiendo en inhumanas las pruebas de ruta celebradas fuera del estadio, unas gradas vacías y sin embargo marcas de primer nivel en varias pruebas pese a los tardío de las fechas, lo que hizo que muchos de los atletas tuvieran una temporada de doce meses consecutivos. Esta es la radiografía del Mundial de Doha, un ensayo para los Juegos de Tokio que se celebrarán en diez meses y sobre todo para el Mundial de fútbol que albergará Catar en el año 2022, que todavía se retrasará dos meses más con respecto al atletismo.
La marcha y el maratón han puesto a los atletas al borde del colapso. En muchos casos de poco ha servido —por ejemplo en el caso español— intentar ajustar la preparación al máximo en cuanto a condiciones. La humedad y el calor se ha comido a los corredores pese a celebrarse las pruebas a media noche en las desérticas calles de la capital catarí. El ejemplo más claro lo representa el maratón femenino, corrido a 33 grados y 73% de humedad que registró 28 abandonos, muchos de ellos antes del ecuador de la prueba.
Dentro del estadio la temperatura, con el sofisticado sistema de refrigeración puesto en marcha, no fue el problema. Este radicó en las desérticas gradas que un día tras otro hicieron que el evento se celebrase casi a puerta cerrada. De poco le valió al comité organizador cubrir de lonas la parte superior del Khalifa Stadium, porque el color de las butacas fue lo único que se pudo apreciar. Las gradas solo rugieron, y en un sector muy concreto, con el oro del local Barshim en el salto de altura.
Y fuera del estadio el Mundial pasó desapercibido para la población. «No sé qué hacemos aquí. Es un Mundial que se está corriendo totalmente de forma artificial, tanto a nivel ambiental como en lo que respecta a la temporada de los atletas. Ni siquiera se retransmite el campeonato en la televisión de Catar», comentó la española Marta Pérez, que también descartó que el paso de la cita pudiera servir de semilla para el futuro del atletismo en esa zona del mundo: «En este país yo no puedo inspirar a nadie porque las mujeres que me están viendo no tienen la posibilidad, por nivel cultural, de hacer lo que yo hago».
Pese a todo esto y a unas fechas fuera de calendario (sería pretemporada en un año normal para el atletismo), lo cierto es que Doha deparó marcas de primer nivel. Para comenzar el récord mundial de Dalilah Muhammad (Estados Unidos) en 400 metros vallas con 52s 16c y otros dos en el relevo mixto del 4x400 protagonizados por Estados Unidos (la nueva marca es de 3m 09s 34c).
La victoria de la bahrainí Salwa Eid Naser, de 21 años, en la final de los 400 metros fue otra de las grandes noticias ya que firmó la mejor marca de los últimos 34 años con 48.18 segundos, tan solo por detrás de dos registros de los años del telón de acero (las de Marita Koch y Jarmila Kratochvilová).
A mayores, hay que registrar cinco récords de campeonato, quince de área y una docena de mejores marcas del año. Eso sí, Doha no pudo entronar a un nuevo rey que sustituya a Bolt.