La jugadora gallega reclama a la federación que sea responsable con su decisión a la hora de elegir la sede
12 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Le resta una jornada para completar la temporada. Con cierto regusto amargo, ya que no ha logrado clasificarse con Utah Royals para el play off por el título. A finales de octubre, Verónica Boquete Giadáns (Santiago, 1987) espera volver a casa. Le queda un año de contrato en Estados Unidos y en su cabeza está cumplirlo «salvo que pase algo raro».
-¿Podría cambiar su futuro si llega una oferta desde España?
-Podría ser. En el fútbol nunca se sabe. No es la primera vez que me pasa algo así.
-Alguna vez dijo que le gustaría acabar en Galicia y en un equipo de Primera División. Ahora tiene al Dépor en la élite.
-El ascenso del Deportivo fue una grandísima noticia para el fútbol femenino gallego. Si pudiera volver, y encima a casa, mucho mejor. Esas cosas no dependen únicamente de mí. Si no es ahora, ojalá pueda ser en el futuro. La retirada no está en mi mente, pero está claro que por edad cada vez está más cerca. Siempre he dicho que me gustaría regresar como profesional a mi país, me haría mucha ilusión.
-Un país que pretende jugar su Supercopa en Arabia Saudí.
-Vi lo que dijo Fran Escribá -el técnico del Celta- y no puedo estar más de acuerdo con él. En sitios donde no se respetan los derechos humanos no tenemos nada que hacer allí, no se nos ha perdido nada. Arabia Saudí es un país que tortura, desaparece gente, no hay libertad de expresión. A mí, como mujer, todavía me toca más de cerca. No tienen derechos, necesitan un guardián varón para moverse, para poder viajar. España no debería vincularse con un país así. El deporte tiene que transmitir valores, además de servir para entretener a la gente. En sitios así, solo disfrutan unos pocos.
-Rubiales está decidido a llevársela a Arabia y priorizar el dinero.
-No sería digno para España. Todavía no es oficial, pero si se hace mandaría un mensaje muy erróneo. Sería el triunfo del dinero por encima de los derechos humanos, ponerlos a la venta. La federación se beneficiaría en sus arcas, pero hay muchas veces en las que hay que valorar otras cosas y los futbolistas también tenemos que ser conscientes de ello. El dinero no puede comprarlo todo y ellos te pagan para que les hagas publicidad de su país. Por mucho que nos paguen, lo que les vamos a entregar es mucho más de lo que nos vayan a dar.
-Supondría también desplazar a las aficiones de los equipos implicados en la competición.
-Claro. ¿Y qué se van a encontrar allí? ¿Cómo va a ser para las mujeres españolas que quieran viajar y ver el partido en el estadio? Yo nunca he estado allí y no iría. Es que la federación tiene que pensar también eso. No tiene ningún sentido y espero que la decisión se recapacite y se cambie por el bien de todos.
-Vivió, jugó y compitió en el Beijing Phoenix, en China. Un país que tampoco parece el mejor ejemplo en derechos civiles.
-Sí, no es Arabia Saudí pero es un sitio que, sin duda, puede generar controversia.
-¿Reflexionó allí sobre lo que suponía estar un país que tiene mucho que mejorar en libertad de expresión?
-Yo hice todas las entrevistas que quise y he sido muy clara con lo que me he encontrado allí, tanto a nivel deportivo como social. Es un país acogedor, en el que me trataron bien, pero en el que vi muchas cosas que no me gustaron. Por eso ya no vivo allí. Te ponen un buen contrato y a veces no piensas en otras cosas, por eso es importante ser consecuente.
-Últimamente -lo vimos con el último mundial de atletismo en Doha o con el próximo de fútbol en Catar-, los buenos contratos parecen ser decisivos.
-Por desgracia es algo que se veía venir, que ya lleva mucho tiempo pasando. Primero era a pequeña y ahora ya a gran escala. Me da pena que se vendan esas competiciones a lugares así. Lo único que puedes sacar de positivo es pensar que a esos países les ayude a cambiar la mentalidad. Si ni siquiera consigues eso, todo habrán sido pérdidas. Un fracaso absoluto.
«Si un futbolista da el paso de Teresa y Patricia, ayudaría»
La santiaguesa mantiene que los futbolistas, como referentes, deben mostrar su compromiso social. Ha leído en la distancia, en las páginas de La Voz, la decisión de Teresa Abelleira y Patricia Curbelo de compartir públicamente, para dar visibilidad, su relación de pareja, nacida en el Deportivo. Un paso sin precedentes en el fútbol gallego.
-¿Por qué lo que parece más normalizado en otros sectores todavía cuesta tanto en el fútbol?
-Me parece fantástico que Teresa y Patricia lo hayan contado, que cada uno sea libre para querer a quien quiera. Hay que dar visibilidad a esto precisamente para que en el futuro, cuando esté también normalizado en el deporte, deje de ser noticia. Ese es el objetivo. El fútbol es un sector mucho más cerrado, precisamente por la educación y la cultura machista en la que hemos crecido. Nos queda un camino largo. No hace tanto que era un coto privado para hombres, un elemento de masculinización, y la homosexualidad se concibe como una debilidad. De hecho, cuando las mujeres empezamos a jugar, los hombres trataban de desprestigiar a las deportistas con estereotipos también vinculados a la sexualidad.
-¿Cuándo veremos dar el mismo paso a un futbolista hombre?
-Pues no lo sé. Entiendo que no todo el mundo quiera hacer pública su vida privada. En ese caso, si alguno quisiera dar el paso y compartirlo, ayudaría socialmente. Entre hombres se ve todavía peor.