El jugador coruñes regresa a Pontevedra para participar en el debut histórico del Cisne en la Liga Asobal
19 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Para el jugador de balonmano Gonzalo Carró (A Coruña, 1994), su regreso a Galicia después de cuatro años fuera de la comunidad supone una combinación de ilusión y buenas expectativas. El pivote vuelve a casa para sumarse al nuevo proyecto del Cisne pontevedrés de cara a su histórico debut en la Liga Asobal.
«Viví una muy buena experiencia el año pasado en Francia y los tres anteriores en Huesca, pero me apetecía estar cerca de mi familia y mis amigos. Tenía ganas de volver a Galicia», explica. «Ya estuve en Pontevedra durante dos años y me gustó mucho vivir allí», continúa el jugador.
En su trayectoria desde su debut en la Liga Asobal con el Octavio, Gonzalo Carró ha pasado por el Alcobendas, el Teucro de Pontevedra, club en el que estuvo dos años y con el que vivió el ascenso a Asobal, y el Bada Huesca, donde pasó tres años. En la última campaña, militó en el Pontault-Combault, equipo de la segunda división francesa que luchaba por ascender cuando se declaró el parón de la liga por la pandemia del covid-19.
Ahora afronta su regreso a Pontevedra «con muchas ganas y mucha ilusión por intentar disfrutar». Ante el nuevo proyecto del Cisne, que encara la primera campaña de su historia en la máxima categoría del balonmano español, dice estar también ilusionado, ya que «al final es un equipo que ha luchado y se lo ha ganado».
El entrenador del club pontevedrés, Javier Fernández Jabato, comenta que el fichaje del pivote «era más decisión suya» que del equipo, puesto que el cuerpo técnico «estaba encantado con la posibilidad de contar con él».
El técnico explica que coincidieron como jugadores en el Octavio. «Él era de los jóvenes de la plantilla y coincidimos dos años, sobre todo el último, cuando él ya jugaba más con el equipo sénior», recuerda Jabato.
«Buscando nuevos jugadores, estaba claro que Gonzalo era una opción y se daba el condicionante de que él quería volver a Galicia y estar un año cerca de casa», añade el entrenador del Cisne. «Fuimos compañeros de equipo, y ahora me toca estar del otro lado, como técnico, y a él como jugador», afirma.
De cara a la próxima temporada, ambos coinciden en que será un año complicado, debido a la exigencia de la propia categoría y a las condiciones excepcionales de la campaña. A causa del parón ocasionado por la crisis del coronavirus, se decretó el ascenso de los dos equipos que se encontraban en los primeros puestos de la clasificación en el momento en que se suspendió la competición: el Cisne, que ocupaba la primera posición, y el Villa de Aranda, segundo con tres puntos menos que el club pontevedrés.
Sin embargo, no se produjeron descensos, por lo que en la temporada 2020-2021 la Liga Asobal contará con 18 equipos, de los cuales descenderán cuatro al finalizar la campaña.
«Van a descender cuatro equipos, por lo que va a ser más complicado mantener la categoría, pero se intentará seguro, y más con esa ilusión con la que tanto el club como los jugadores cogen el proyecto. Creo que puede ir muy bien», explica Gonzalo Carró.
El entrenador del Cisne comenta que van a «intentar disfrutar de la experiencia». «Para nosotros es un premio, un logro, algo histórico para el club. A priori podemos tener pocas posibilidades para mantenernos, pero vamos a pelear con uñas y dientes», concluye.
Un proyecto deportivo basado en jugadores gallegos
El club pontevedrés continúa basando su proyecto en dar oportunidades a jugadores de la cantera para su primera temporada en la Liga Asobal.
«A diferencia de equipos más instalados en Asobal, nosotros somos un club más centrado en formar», explica el técnico. «Intentamos traer jugadores de aquí cerca y darles esa oportunidad de que crezcan con nosotros y de que nos hagan crecer», añade.
Gonzalo Carró afirma que «la mayoría de los jugadores son gallegos, de la cantera, gente joven que ha ido creciendo con el club y que ahora ha logrado este ascenso a la primera división del balonmano español». «Al final es otro aliciente más para demostrar que el balonmano gallego tiene nivel», concluye.