El equipo blanco, ambicioso y dominador, responde de nuevo con un gran partido y el doblete de Benzema se queda corto ante el Gladbach
09 dic 2020 . Actualizado a las 23:32 h.Se trataba de una 'final' en la Champions para no darse una batacazo histórico y no despedirse en la fase de grupos por primera vez desde 1997 y el mejor Real Madrid reapareció de nuevo en su competición fetiche, cuando su continuidad, desde la tercera plaza, estaba en el aire antes de recibir al Borussia Mönchengladbach, al que sentenció en poco más de media hora y frente al que ahuyentó todos los fantasmas que le perseguían.
Ya lo consiguió esta temporada el Madrid frente al Barça en la Liga y ante el Inter en la Liga de Campeones y no podían fallar los blancos en la última jornada de la máxima competición, en la que se arriesgaban, no solo a quedar relegados a la Liga Europa, sino incluso a quedar eliminados. Así consiguió el Real Madrid, en un gran partido, dar de paso aire al cuestionado Zinedine Zidane, que reconoció tras la victoria en San Siro que «estos jugadores, cuando se ponen, se ponen», y sus futbolistas volvieron a darle la razón y a responderle a lo grande en un magnífico primer tiempo en el que ejercieron un dominio insultante y ya pudieron lograr un marcador más amplio. Tras el descanso fue Sommer quien se encargó de evitar una goleada blanca que hubiera sido merecida en un choque de un solo sentido en el que el Madrid lanzó también nada menos que en tres ocasiones al palo.
Con el incombustible Luka Modric liderando el centro del campo y dirigiendo las operaciones de un equipo vertical y ambicioso que tuvo mucha claridad de ideas en la elaboración y gozó de eficacia en la primera media hora, fue de nuevo Karim Benzema quien se encargó de certificar con un doblete la tremenda superioridad del vigente campeón de Liga. Lo hizo el delantero francés de cabeza, a sendos centros desde la derecha de Lucas Vázquez y de Rodrygo, y el Real Madrid abrió de forma definitiva el camino hacia octavos y, además, como líder, para hacerse fuerte en octavos y encontrarse con un rival a priori mucho menos temible que alguno de los conocidos cocos que le podían esperar como segundo.
Para el Real Madrid, las finales, y la visita del Mönchengladbach al Di Stéfano de Valdebebas se podía considerar como tal, no están solo para jugarlas, sino para ganarlas. Así se encargó de saltar al campo, exhibiendo al mundo sus credenciales de 13 veces campeón de Europa y tres de ellas consecutivas con Zidane, que fue valiente con su sistema y su alineación, con Lucas Vázquez como lateral derecho y un tridente de ataque formado por Rodrygo, Benzema y Vinicius en el que el francés volvió a mostrar sus galones y su contundencia frente a los jóvenes brasileños, incapaces de desbordar y rematar con éxito.
Lo consiguió Benzema con la colaboración de una débil defensa del conjunto alemán, peligroso de medio campo hacia adelante pero muy endeble atrás, de lo que se aprovecharon con dos grandes pases a la testa del francés sus asistentes, con mención especial a Lucas Vázquez, quien desde el pitido inicial representó el carácter y el desparpajo que necesitaba este Madrid que, con el regreso de Sergio Ramos, tenía prohibido estrellarse en el cierre de tan irregular y dramática fase de grupos. Tras ser ridiculizado por el Shakhtar y ponerle el Gladbach contra las cuerdas en el estreno hasta una recta final en la que los blancos salvaron un punto en el choque de la primera vuelta en Alemania, en su casa fue muy diferente.
Tenía el Real Madrid que salir a dominar, jugar y pegar frente a un adversario que también se jugaba el pasaporte a octavos, y lo logró con el empate del Inter y el Shakhtar, pero los germanos no tardaron en ser desbordados por un adversario avasallador. Pleno de confianza, concentración, pese a algún despiste defensivo ante contras contadas del Borussia, y frescura de pies y de cabeza -ahí siempre está Modric- cuando tocó atacar, especialmente gracias al croata y Lucas Vázquez, muy pronto puso tierra de por medio el Madrid en la primera que tuvo Benzema, con un perfecto cabezazo a un pase medido del jugador gallego que, dado el monólogo y la presencia casi continua de los locales en campo contrario, ejerció más de extremo que de lateral.
Zidane volvió a reivindicarse apostando por Lucas Vázquez por delante de Carvajal o Nacho y el exjugador del Espanyol fue la imagen del inconformismo y despliegue físico sin tregua que este Madrid tanto necesitaba, resurgiendo cuando estaba asomándose al abismo y amenazado por un fracaso que seguramente le hubiera costado el puesto al entrenador francés. Pues, una vez más, respaldado en el campo por unos jugadores que sabían lo muchísimo que se estaba jugando el club deportiva y económicamente, Zidane salió airoso y el Madrid dio un golpe de jerarquía para doblegar a un Mönchedgladbach borrado del terreno de juego por un equipo sólido, eficaz en la primera mitad y sin suerte en la segunda, que mostró momentos de muy buen fútbol, durante un partido vital del que sale reforzado.
Ficha técnica:
Real Madrid: Courtois, Lucas Vázquez, Varane, Sergio Ramos, Mendy, Casemiro, Kroos, Modric, Rodrygo (Asensio, min.74), Benzema y Vinicius (Arribas, min. 74).
Borussia Mönchengladbach: Sommer, Lainer, Ginter, Elvedi, Wendt (Lazaro, min. 46), Kramer (Bénes, min. 85), Neuhaus, Plea, Stindl (Wolf, min. 85), Thuram (Herrmann, min. 85)y Embolo (Zakaria, min. 46).
Goles: 1-0: min. 9, Benzema, 2-0: min. 32, Benzema.
Árbitro: Björn Kuipers (Países Bajos). Tarjeta amarilla a Zakaria.
Incidencias: Partido correspondiente a la sexta y última jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones, disputado en el Alfredo Di Stéfano de Valdebebas, a puerta cerrada.