La fuga de cracs que amenaza la Liga

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

BENITO ORDOÑEZ

Solo Messi se mantiene entre los diez mejores del mundo y termina contrato

01 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La Liga española ha perdido muchas figuras en la última década. Demasiadas. Desde aquel producto nacional que dominó el mundo durante cuatro años (del 2008 al 2012), y que poco a poco ha ido retirándose o marchándose a ligas menos competitivas (Casillas, Puyol, Xavi, Iniesta, Villa, Torres...); a grandes figuras que a mediados de la pasada década llevaron a los equipos españoles a dominar las mejores competiciones europeas.

Hace apenas cuatro años, la Liga podía presumir de tener a ocho de los diez mejores jugadores del mundo. O al menos los señalados como tales en los premios FIFA The Best, que votan los capitanes de los equipos nacionales, sus seleccionadores y también la afición. El Barça alardeaba entonces del mejor tridente de atacantes del planeta (Messi, Suárez y Neymar) y el Madrid, del mejor centro del campo (Casemiro, Kroos y Modric) y del central más cotizado (Sergio Ramos). Nadie disponía tampoco de un lateral izquierdo como Marcelo, capaz de sembrar el pánico con subidas por la banda. Los duelos Messi-Cristiano abrían los telediarios del mundo e incluso sus potenciales herederos también estaban en el fútbol español (Neymar en el Barça y Griezmann en el Atlético de Madrid). Nadie podía discutir que la española era la mejor competición del mundo, por mucha tradición que vendiera la Premier League.

Una situación que contrasta con la actualidad. En los últimos premios de la FIFA, entregados hace unos meses, ya solo hay un jugador de la Liga (Messi), que además acaba contrato y ya advirtió el pasado verano que quiere irse. Ahora, son Inglaterra, Alemania y Francia los que se reparten los cracs.

La Bundesliga tiene a Lewandowski (Bayern de Múnich), el mejor futbolista del 2020, y a Haaland (Borussia Dortmund), que solo tiene 20 años y apunta a gran figura mundial. También presume del espectáculo que da el Leipzig de Nagelsmann y el gallego Angeliño.

En la Ligue 1, el PSG pasa por ser el equipo con más dinero del mundo. Se llevó a Neymar del Barça por 222 millones y tiene a Mbappé, con el que negocia su renovación. Incluso amenaza con llevarse a Messi, ahora que el argentino queda libre.

La Premier sigue por encima de los nombres propios. El fútbol inglés es capaz de fabricar sus propios cracs y venderlos como tales al exterior. En el top ten mundial tiene ahora mismo a De Bruynne, Salah, Mané, Thiago y Van Dijk.

La Serie A se llevó a Cristiano Ronaldo. Con una fiscalidad más benévola para los futbolistas, amenaza con crecer, aunque los resultados de esta temporada la dejan en un peldaño inferior al resto de grandes ligas.

¿Y la Liga? España se la juega. En unos meses tendrá que sacar a concurso el contrato de televisión para la temporada 2022-2023 (y posteriores) y poco a poco se va quedado atrás. Los capitanes Messi y Ramos acaban contrato y su futuro se aleja por momentos de Barça y Madrid; mientras los Marcelo, Kroos, Modric, Benzema, Busquets, Piqué y Alba envejecen y no encuentran relevo.

Casi 450 millones de euros de devaluación de Barça y Madrid

La devaluación de la Liga contrasta con las grandes inversiones realizadas. Porque, aunque Neymar dejó 222 millones en el Barça y Cristiano 105 en el Madrid, sus directivas dilapidaron el dinero recibido. Más de 1.500 millones de euros entre ambos en traspasos desde entonces y 1.298 en salarios anuales la pasada liga (656 el Barça y 642 el Madrid).

Florentino quiso a Hazard e invirtió en él 160 millones, pagándolo a plazos: 40 en el 2019, 56 en el 2020 y completará la operación este año con los últimos 64. Esa fue su gran apuesta, un jugador que apenas ha jugado por las lesiones. Las otras, jóvenes jugadores que juntos suman mucho dinero invertido (la suma del precio de Mendy, Militao, Vinicius, Rodrygo, Reinier y Jovic es de 294 millones). No le fue mejor al Barça, que fichó a golpe de talonario a Dembélé (125), Coutinho (145), Griezmann (120) y De Jong (75).

Operaciones todas ellas que no consiguieron meter a Barça y Madrid entre los grandes de Europa y que, para colmo, les han situado en un problema financiero en plena pandemia. En solo un año, han tenido que devaluar sus plantillas en casi 450 millones (el tope salarial pasó a ser de 468 los blancos y 382 los azulgrana).