Zach Monaghan: «Llegar a la ACB sería una de las mejores sensaciones de mi vida»

DEPORTES

CESAR QUIAN

El americano recuerda su primer partido en España ante Sergio García

14 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La primera vez que Sergio García y Zach Monaghan coincidieron en una pista fue en Lugo, a mediados de septiembre del año 2016. El donostiarra, entonces entrenador del Palencia, participaba con su equipo en el triangular de pretemporada «Lugo é basket» que se celebraba en la ciudad y en el que también comparecían el Breogán como anfitrión y el Leyma Coruña. Monaghan era un recién llegado a Galicia desde el lejano Illinois en busca de su primera aventura como profesional en el baloncesto europeo. Y la primera impresión de su actual entrenador, la verdad, muy buena no fue.

«Recuerdo que estaban Zach y Stelzer. La verdad que los pobres hicieron un partido horrible y el runrún que había entonces era de que, a lo mejor, no duraban mucho en esta liga. Cuando arrancó la competición, se vio que estábamos equivocados», recuerda Sergio García. Una sensación que comparte Zach Monaghan, que también se acuerda de su pobre debut: «Tuve un día horroroso en el tiro, cometí un buen puñado de pérdidas y dije: ‘‘Uf, a lo mejor me mandan de vuelta a Chicago’’». Quién les iba a decir entonces a ambos que cinco años no son nada y que embocada la primavera del 2021 estarían en el mismo barco para guiar al Leyma en el gran reto de la historia del club. Porque si un año ha sido posible pensar en ACB en A Coruña, es este.

Tras la primera vez

Pese a aquel mal inicio, el curso 2016-2017 fue un buen año para ambos. Sergio García logró el ascenso con el Palencia y Monaghan, a las órdenes de Tito Díaz —y junto a Dago Peña y Zyle—, llegó hasta la semifinales del play-off de ascenso que, a falta de lo que suceda esta campaña, sigue siendo el techo histórico de la entidad. El americano sufrió para adaptarse, lo reconoce. «Era un baloncesto diferente, vienes de jugar contra otro tipo de jugadores en la universidad, tíos que están centrados en sus carreras y en sus estudios y aterrizas en el profesionalismo para enfrentarte a rivales que ya son padres de familia y para los que el baloncesto es su modo de sustento. Eso ya es más que salir a la pista y jugar», recuerda. Pero cinco cursos después, superado aquello, Zach es toda una institución del club con más de 150 partidos a sus espaldas.

Reponerse a la pérdida

Pese al panorama, pese a que el equipo esté primero a falta de una jornada por disputarse y parezca que la posibilidad de llegar a la ACB es real por primera vez desde el ascenso en el 2012, no ha sido un año fácil.

Así lo asegura Zach Monaghan, recordando al personal las dificultades de un curso marcado por la pandemia, las restricciones y las lesiones. Ensalza al cuerpo técnico —los nombra del primero al último— encabezado por Sergio García por ser capaz de readaptar el juego del equipo tras perder por el camino a Blackwell, Barro, Thiam y Peciukevicius. «Nunca quieres ver cómo un compañero se lesiona. Es duro, porque al final creas un lazo y se acaba siendo como hermanos en el vestuario», dice.

Monaghan se quita protagonismo sobre el cambio de su rol. Con la lesión del base ha tenido que ceder minutos en el puesto de escolta para asumir la dirección. Pero el de Chicago asegura que la baja de Pecius no le afecta más a él que a sus compañeros. «Todo el mundo ha tenido que cambiar su rol, aportar un poco más. Creo que es fácil pensar que una lesión afecta únicamente a una posición en concreto, pero yo no estoy de acuerdo. Todo el equipo ha tenido que hacer un gran trabajo para adaptar su juego y sus posiciones», explica.

«Me gusta soñar. Llevo pensando en esto desde hace años, no solo esta temporada. He construido un nexo con esta ciudad y la siento como mi hogar», dice Zach Monaghan preguntado por si se ve con posibilidades de alcanzar la Liga ACB en el inminente play-off. «Creo que sería una de las mejores sensaciones de mi vida y, por descontado, uno de los mejores momentos de mi carrera lograr el ascenso con el Básquet Coruña. Haremos todo lo que podamos para lograr ese objetivo y, al final del día, independientemente de lo que suceda, poder sonreír pensando en que lo hemos dado todo para tratar de conseguirlo», comenta prometiendo batalla. Como si con él no estuviese asegurada.