Carlos Sainz, que sufrió dos pinchazos, acabó cuarto la octava etapa a solo tres segundos del tercero
10 ene 2022 . Actualizado a las 19:12 h.Lejos quedan aquellas ediciones del Dakar en las que el ganador estaba claro a estas alturas de competición. En este de 2022 aún está habiendo vuelcos en prácticamente todas las categorías, especialmente en la de motos, que mantienen una lucha que se antoja que va a durar hasta el mismo viernes.
Y es que si el domingo Sam Sunderland tenía una jornada para olvidar, se resarció a lo grande este lunes. El británico recuperó la cabeza de la carrera con una etapa en la que lo dio todo. Lo contaba él mismo después de llegar al vivac de Wadi Al Dawasir: «A veces hay que ir al ataque». En una etapa de casi 400 kilómetros con muchas dunas, especialmente en la primera mitad, el de GasGas dio el do de pecho y no dejó que sus rivales, con Matthias Walkner al frente, le arrebatasen la victoria parcial. No fue un día brillante para todos, y de hecho Adrien Van Beveren perdió el primer puesto de la general por caer 20 minutos con respecto al vencedor. Ahora es tercero.
Entre los que cedieron tiempo estaba Joan Barreda. El castellonense sigue sufriendo con su clavícula rota, lo que le obliga a ir con más precaución de la que desearía. Irónicamente, y aunque entró a casi 12 minutos de Sunderland, no solo no perdió posiciones, sino que las ganó. Ahora es quinto (empezó el día séptimo) y tiene a 14 minutos la cabeza de carrera. Agarrado con uñas y dientes a sus opciones, la lección de pundonor no le hace perder el foco: no va a entregar este Dakar mientras tenga fuerzas. «Ha sido una jornada difícil para mí, especialmente al principio de la crono porque llevo las suspensiones más suaves desde la lesión. Me he caído y ha sido complicado seguir a buen ritmo», confesaba. Y es que no solo tiene que adaptar su pilotaje, sino también su mecánica. Ya se ha visto que, si puede estar ahí arriba, en cualquier momento pueden fallar los líderes.
Uno de los que también cedió tiempo en esta etapa fue Lorenzo Santolino. El salmantino entró a 20 minutos del vencedor del día, pero aun así mantiene su regular clasificación: es séptimo. Aunque está más lejos, se mantiene en la zona noble.
Día histórico para Audi
Cuando Audi anunció su alineación de gala para el Dakar 2022, hubo muchas miradas de sospecha sobre Mattias Ekstrom. Novato, recién llegado de disciplinas muy dispares a los raids, por el devenir de la carrera se ha convertido en el primer piloto, con permiso de Carlos Sainz. Y su estreno como ganador llegó en una jornada en la que Audi metió a sus tres coches en los puestos de honor.
Ekstrom dejó sin primera victoria en este raid a Stéphane Peterhansel, que sigue penando como un mochilero de lujo para sus compañeros. Fuera de toda opción, el francés fue líder en buena parte de la especial, hasta que un arreón final del sueco le impidió ganar. Carlos Sainz, perjudicado por dos pinchazos, se tuvo que conformar con la pelea por el bronce, que se quedó a muy poco en meta: solo tres segundos.
Si bien el tercer puesto del día estuvo en el aire durante horas. Sebastien Loeb, el único que está en condiciones de impedir el cuarto Dakar de Nasser Al-Attiyah, tiene claro que su única estrategia posible es pasar al ataque. Por eso, consciente de que debe forzar al catarí al fallo para que abandone su habitual táctica conservadora, puso al límite la mecánica de su Hunter, incluido un pinchazo al inicio de la especial que le dejó sin un neumático de repuesto. El problema es que, después de la neutralización sobre el kilómetro 200, perdió el segundo: algo que está terminantemente prohibido por la normativa. Según el reglamento del Dakar, cualquier pieza que se pierda en el camino entre la salida y la llegada tiene que ser recogida por el vehículo de la que sea parte. El objetivo es no convertir los bellos parajes del desierto de Arabia en una suerte de desguaces. Loeb llegó a meta con una compuerta de su BRX abierta y sin el segundo neumático de repuesto, por lo que los comisarios comenzaron una investigación para someterle a un castigo de cinco minutos, tal y como habían hecho en etapas previas.
Fueran siete minutos de ventaja o dos los obtenidos al final del día sobre Al-Attiyah, a Loeb no le sabe suficiente. El francés necesita rebajar la diferencia a más de media hora y, de momento, ronda los 40 minutos con el catarí de Toyota. Un Al-Attiyah que también tuvo susto mecánico: sufrió un pinchazo y se le rompió el diferencial de la transmisión del eje trasero, por lo que acabó la etapa con un coche dos ruedas motrices. Pese a todo, se mantiene líder sobrado. Otra etapa más que sale indemne.