
El serbio cuajó un gran partido para imponerse a Ruud y convertirse en Roland Garros en el jugador con más títulos de «grand slam» de la historia
11 jun 2023 . Actualizado a las 22:17 h.La final de Roland Garros fue un partido durísimo, con un primer set que se alargó 90 minutos, y cuyo desenlace fue clave en el desarrollo del encuentro.
Tras un primer juego algo frío, el segundo con servicio de Djokovic fue una auténtica batalla que duró más de diez minutos, y en la que Ruud utilizó todo tipo de estrategias para molestar al serbio: bolas altas alternándolas con restos directos, dejadas, subidas a la red. La variedad e insistencia del noruego tuvo su premio y consiguió romper el saque de su rival y confirmarla en sus servicios adelantándose 3-0 y 4-1.
Ahí comenzó otro encuentro, con Novak haciendo mucho daño a su oponente con saques directos o abiertos que le daban la iniciativa para dominar con el segundo golpe. La misma táctica que dio muy buen resultado a Ruud frente a Zverev la sufrió el noruego contra el serbio. La dureza del partido fue subiendo de tono y, como en él es habitual, según se acercaba el desenlace el tenis de Djokovic mejoraba.

A su gran revés de siempre se unía una derecha versátil, capaz de grandes paralelos y ángulos que desgastan al contrario. Igualada la rotura hubo que dilucidar la victoria en una muerte súbita en la que Nole no perdona. Consciente de la importancia que esta tenía, tanto en el aspecto físico como en las consecuencias psicológicas tanto para el que ganase como para el que perdiese, impuso su experiencia y se puso por delante en la final remontando un comienzo adverso.
Como era de esperar, Ruud, que había hecho un esfuerzo colosal para hacerse con el primer set, y endurecer el partido para desgastar y hacer dudar al serbio, bajó la intensidad y su ritmo al no conseguir su propósito. Y eso jugándose lo que se jugaba y contra quién lo hacía, es sinónimo de derrota, de ahí el 6-2 del segundo set.
En el tercero, Casper volvió a intentarlo todo y porfió por mantener su saque. El partido se igualó hasta el 5-4 del noruego y servicio de Novak. El de Belgrado, sintiendo tan cerca el título, subió su nivel y sin dar opción a su rival ganó tres juegos seguidos y consiguió el triunfo que le hace encabezar el ránking de jugadores con más grand slams.
Merecido para el serbio, que jugó un gran partido. Efectivo con el saque, restando muy bien, con un alto ritmo de juego de fondo, magnífico en la derecha y el revés, con una forma física admirable, adaptándose a cualquier problema táctico que le plantease el rival. Su único lunar, de forma anecdótica, es fallar dos remates fáciles, lo que en el pasado le ocasionó más de un disgusto.
El noruego por su parte, lo intentó todo y fue un digno finalista. Todos los años mejora algo. Hoy analizará qué tiene que mejorar, el leer los restos ante sacadores tan efectivos como Novak.
En definitiva una buena final para un gran día para Djokovic.